Queridos muchachos y educadores de Horizontes al Futuro: Ya han pasado cuatro semanas desde que volví de Comayagua y no pasa un día sin que me acuerde de ustedes sin que venga a mi memoria alguno de los recuerdos que construimos juntos este verano. Sin embargo, ahora que tengo que contar a los demás lo vivido, no soy capaz de ordenar mis ideas. Solo puedo pensar en una conversación animada en la mesa del comedor; en el hogar de los pequeños jugando al escondite; en la pila, con las lecciones de los muchachos sobre cómo lavar bien la ropa; en un banco de la sala de la TV viendo una peli todos juntos; los viajes en la paila de la Pick Up… Me piden que cuente qué hacíamos allá. Eso no es tan difícil, ya que las rutinas las tienen ustedes muy bien establecidas: A las 6:20 se desayuna. Los que tienen clase van para la escuela, y los que no, hacen el aseo y después van a taller de soldadura y sastrería, mientras otros reciben apoyo escolar. Sobre las 12:30 el almuerzo, un descansito, y apoyo escolar. Y depende del día, inglés ocharla de la policía. Y a media tarde, campeonato de fútbol o charla con don Goyo, para ayudarles a crecer como seres humanos. Después ustedes asean los hogares y su ropa, para cenar a las 18:30 y ver una peli antes de dormir, o jugar fútbol (otra vez), o jugar en los hogares. Salvo esos tres miércoles en los que Silvia, Susana y yo os enseñamos algunos de