Agencia 2030 AT | Experiencias

El Colegio Maristes Girona comienza a trabajar con el equipo de la Agencia 2030 AT

Horizontes al futuro, un regalo

Han pasado casi dos meses desde que volví de Comayagua, con una sonrisa en la cara y muchas lágrimas en los ojos. Horizontes al futuro es un regalo, y los niños que allí viven, todo un tesoro. Treinta y dos niños, cada uno con su historia y su mochila. Están divididos en tres hogares: mayores, medianos y pequeños. Cada casa cuenta con sus camas, armarios, aseos y duchas, y una habitación para el educador. Los educadores siempre están las 24 horas del día pendientes de que no les falte de nada. Las jornadas en el centro son de lo más entretenidas. Madrugar, desayunar fuerte y llevar a los pequeños y medianos a la escuela. Todos en grupo y calle abajo contentos. Llegar a la escuela, y que todos y cada uno de los niños de la escuela se acerquen a darte un abrazo y saludarte. Pura ilusión. De vuelta al centro, algunos mayores reciben apoyo escolar en la sala de computación. Mientras que otros, se instruyen en labores como mecánica o costura. A la hora de la comida, los chicos te relatan mil y una historias de lo más variopintas y divertidas, sobre sus aventuras antes de ingresar al centro o simplemente de lo que han vivido durante la mañana en la escuela. La dieta en Honduras tiene como plato estrella: el arroz y los frijoles. Y a partir de ahí se crean coloridos platos combinados con brócoli, remolacha, tortillas, patatas, aguacate, coliflor etc. Las baleadas y las tajadas son típicas

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El voluntariado de la escucha

Las dos Marías, mis compañeras de campo-misión, y yo la conocimos la primera mañana de nuestra estancia en la comunidad. Habíamos llegado apenas un rato antes disfrutando de un viaje panorámico en lo alto del camión de un vecino, que nos había venido a recoger a Comarapa, la ciudad en la que los hermanos llevan presentes más de 50 años ocupados en la educación de los niños/as y jóvenes. Tardamos cerca de una hora y cuarto en recorrer los aproximadamente 60 km de distancia, pasando de los 1800 m.s.n.m a cerca de los 3000 m.s.n.m.  Allí viven unas 50 familias en viviendas diseminadas, sin más servicios comunes que la escuelita, la capilla y la sala donde se reúne el sindicato. Estábamos a finales del mes de julio, uno de los meses de invierno en el país. Las familias de la zona se dedican a las tareas del campo, siendo la papa y la frutilla sus productos estrella. Las vacaciones escolares de invierno, que se habían alargado más de la cuenta por el frío, habían pasado, y los niños y niñas habían vuelto a la escuelita donde dos profesores atienden a todos los cursos desde la etapa inicial (4-5 años) hasta el último curso de primaria (6-12 años). Como pueden deducir, en el entorno rural de Bolivia queda mucho por hacer para dar por cumplido ese Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) que habla de una educación de calidad para los niños y niñas de todos los países del mundo. El país,

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¿Cómo es un día en el Centro Escolar Hermano Moisés Cisneros?

Nuestro día a día en el Centro Escolar Hermano Moisés Cisneros comenzaba temprano, a las 6:30 de la mañana, un poco antes de lo que estábamos acostumbradas en España. El desayuno lo compartíamos con los Hermanos Maristas, quienes se convirtieron en una familia para nosotras. Su dedicación y el trabajo diario que hacen por los demás, especialmente por los jóvenes y niños, nos inspiraron profundamente. Después de desayunar y asegurarnos de llevar todo lo necesario, emprendíamos el camino hacia la escuela, cruzando por caminos de tierra por los que tienen que ir los niños andando o en autobús cada día. Al llegar a la escuela, los niños de Preparatoria (Ed. infantil en España) que se situaban en la primera clase de la escuela, ya estaban esperándonos para saludarnos con entusiasmo. Nos reuníamos con Iris, la directora del centro, quien nos actualizaba sobre las actividades del día y nos daba la oportunidad de proponer nuevas ideas. Sofía ha ayudado a los niños escribir cartas para sus padrinos, Celia ha realizado una animación a la lectura de su cuento «Coco, ¡no te comas el coco!», y hemos preparado bailes para eventos especiales como el Día de la Familia Marista. También organizamos talleres de pulseras y apoyamos a los profesores en clases de matemáticas, además de trabajar con los niños en actividades de lectoescritura. Durante el recreo, jugábamos con ellos a distintos juegos que tanto ellos como nosotras proponíamos, creando momentos inolvidables de risas y diversión. A las 12 del mediodía, les esperábamos

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DE LOS MÁS PEQUEÑOS A LOS MÁS MAYORES

En la Escuela Marista de zona 6 (Ciudad de Guatemala), hemos tenido el privilegio de acompañar a generaciones de alumnos, desde los pequeños de Preparatoria, con tan solo 5 añitos, hasta los jóvenes de Bachillerato, con 18 años. Cada paso que han dado ha sido testigo del esfuerzo, el aprendizaje y, sobre todo, el crecimiento humano y académico de todos. A través de nuestros talleres de animación a la lectura y apoyo en lectoescritura, hemos visto cómo sus mentes se abrían a nuevas ideas, cómo los libros les ofrecían ventanas a otros mundos y cómo las palabras se transformaban en herramientas para elaborar sus propis cuentos y al mismo tiempo, construir su propio futuro. En las ferias científicas, bajo la metodología de Aprendizaje y Servicio (ApS), los mayores de la escuela compartían sus conocimientos con los más pequeños, mostrando con experimentos físico-químicos la magia y la ciencia que nos rodea cada día. A partir de los talleres relacionados con las Tecnologías han podido ser conscientes de los peligros que hoy en día existen en Internet. Asimismo, han aprendido inglés mediante dinámicas lúdicas y juegos que han permitido integrarlo en su día a día. Además, hemos acompañado a la Pastoral del colegio, compartiendo valores, unión y solidaridad. Junto a ellos hemos podido asistir a una convivencia con alumnos de distintos centros maristas de Guatemala. También, hemos brindado apoyo a las maestras con talleres de animación a la lectura, y a nuestros delegados con una exposición sobre liderazgo ya que sabemos que

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Koni – Un camino de tierra rojiza

Tras meses de preparación en diferentes ciudades de España llegó agosto y con él un viaje que sin duda removería el alma de cada una de las integrantes del grupo.   Koni es un pueblo situado en la ciudad de Korhogo, en el norte de Costa de Marfil. Te abraza al instante… Para llegar a él, recorres un camino de tierra rojiza que te define la vida de aquí, con muchos baches pero siempre hacia adelante. El paisaje hace que abras los ojos de par en par y que no quieras perderte ningún detalle.   Ver esa tierra roja y poder pasear por ella, recibir el caluroso abrazo de este pueblo, de su gente, presenciar sonrisas tímidas que acaban en abrazos, coger la mano como idioma universal de comprensión, descalzarte para vivir y sentir… Numerosas situaciones que definen la esencia de esta gran y admirable cultura. La casa que nos ha acogido para vivir esta experiencia no está habitada por gente común, la habitan cuatro mujeres, hermanitas de la anunciación, que son superheroínas, de las de película, con su gran equipo de formación, que ojalá algún día lleguen a ser cómo ellas. La entrega, el servicio, la escucha, el estar, acoger y dar la bienvenida a las personas que acaban de llegar a este mundo, arropar y despedir a las que ya se tienen que ir. Son innumerables las acciones que se llevan a cabo, incontables los pueblos a los que llegan con su labor como sanitarias, y también un

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Testimonio de José Damián del Castillo desde Comarapa, Bolivia

Después de casi un mes que llevo por aquí, solo puedo dar las gracias a Dios por llamarme a vivir esto. Ha sido un tiempo de todo, de reencuentros, de sentirme en familia, en comunidad, de sentirme acompañado y a veces también solo, pero sobre todo ha sido un tiempo de compartir Vida. Estar aquí es ver cómo puedo ser feliz sin complicarme tanto como lo hago en mi día a día el resto del año. Qué bonita sensación la de ser feliz solo con una conversación, viendo pintar a un niño o jugando al fútbol los cinco minutos que me dejan mis pulmones hasta que falta el aire. Ser feliz con lo simple. Las preocupaciones de qué habrá que hacer mañana no existen, porque no lo puedo saber, es una incógnita qué niños vendrán o no, qué querrán hacer, pero sabiendo que sea lo que sea va a estar bien. Vivir el presente sin preocupaciones. Esa inocencia e incertidumbre en condiciones normales me impedirían disfrutar de lo que vivo, pero Bolivia consigue darle la vuelta de forma radical para enseñarme algo que Jesús enseñó con su vida una y otra vez y que a mí me cuesta tanto aprender, y es que en disfrutar de los pequeños detalles, de las cosas simples, está la plenitud, y doy gracias a Dios por no cansarse de mostrármelo aquí cada día. Aprender de los pequeños detalles. José Damián del Castillo, voluntario del Proyecto

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Orore, un lugar mágico con gente maravillosa. Erokamano!

Son muchos los argumentos que podemos dar a la pregunta porque volvéis a Kenia; un sitio precioso y tranquilo, un proyecto gratificante en la que toda aportación es bien recibida, inmejorables visitas a colegios pero la gran verdad es que repetimos por las personas que se han ganado un hueco en nuestro corazón.  Este mes en Kenia se nos ha pasado volando, han sido 4 semanas intensas de mucho trabajo pero de mucha alegría y gratitud.  La primera semana fue especial, mientras Iratxe se sumergió en el proyecto Device4ke con la instalación de placas solares en 3 centros de FP junto con Jon y Beñat (profesores de electricidad en Maristas Durango) Garazi visitó varios colegios con Ana y Emilio (voluntarios de Sed). La segunda semana tuvimos la suerte de ir a la isla Mfangano para impartir el curso Digital tanto a docentes como a alumnado de 12 a 16 años financiada por la diputación de Bizkaia. Dentro de las dificultades que tienen para poder desarrollar sus competencias digitales es bonito ver el gran interés que ponen y lo mucho que les gusta, sobre todo el kahoot. La tercera semana volvimos a Orore y tuvimos la suerte te poder visitar el Orfanato del pueblo, viven 25 niños y niñas de 8 a 16 años, es increíble ver lo autónomos que son desde tan jovenes y sobre todo la buena organización que tienen para poder seguir adelante. Es el primer orfanato que hemos estado,  normalmente cuando escuchas la palabra orfanato lo asociamos con tristeza

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LOS CAMINOS DE COBÁN

Hay lugares a los que debes ir de nuevo y uno de esos lugares es la escuela de Futuro Vivo de Samac, Cobán. Una tierra en la que sus caminos te llevan a dar con increíbles paisajes, escarpadas montañas, extensas plantaciones de plataneros, cardamomo, maizales y cafetales, también caminos que te llevan a gente humilde y amable, a una riqueza lingüística y bonitas tradiciones, pero también algunas duras costumbres. Son muchos los caminos de Cobán. Existen caminos difíciles al principio que se vuelven intransitables después e inexistentes al final, desapareciendo entre los maizales y cafetales. Estos caminos nacen dirección a las comunidades, pero muchas veces mueren antes de llegar a las casas, pareciera que ellos, por el hecho de ser indígenas en este país, no fuesen merecedores si quiera de estar comunicados. Caminos que mujeres deben recorrer a diario para moler el maíz, vender sus productos o ir a comprar. Caminos acostumbrados a encontrarse con mujeres descalzas, mujeres vendiendo en los márgenes mientras los niños juegan al lado. Caminos que los hombres hacen cargados de madera, troncos enteros también, para leña o construcción. Estos son los caminos que en este territorio de Alta Verapaz muchas personas luchan por mejorar. Encontramos otros caminos que se desvían para acabar en lugares donde el tiempo se ha detenido. Tradición y costumbres se ven en el final de estas pistas, familias reunidas alrededor de un fuego, ofrendas a dioses deseando una buena cosecha y oraciones en q´eqchi´, uno de los idiomas de la zona.

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MUJERES DE COLORES

MUJERES DE COLORES es lo que ves cuando paseas por Alta Verapaz, Guatemala. MUJERES DE COLORES vistosos con sus güipiles y sus cortes que se balancean mientras andan cargadas con sus niños, sus bananos y sus flores. MUJERES DE COLORES que tejen, venden en la calle y cuidan de su familia entre cuatro paredes. MUJERES DE COLORES que se enfrentan a una dura vida que esconden detrás de sus dientes dorados y una tímida sonrisa que se asoma cuando creen que no las miras. MUJERES DE COLORES que asoman por la escuela ahora que ya hay adolescentes. Que lloran cuando piensan en el futuro que ellos quieren: casarlas con catorce años y un montón de hijos que atienden como pueden. MUJERES DE COLORES relegadas a la cocina cuando alguien llega a casa. MUJERES DE COLORES que se apagan y se funden en negro cuando son maltratadas, violadas o ignoradas. MUJERES DE COLORES que brillan mucho más cuando se les da la oportunidad de volver a estudiar. MUJERES DE COLORES que ríen sin parar cuando alguien les saca a bailar y les da las gracias por su buen cocinar. MUJERES DE COLORES que han encontrado en la escuela un lugar donde hablar, donde poder gritar con el silencio de sus ojos, ya no puedo más. MUJERES DE COLORES, de todos los colores, las hermanas CARMELITAS, que intentan darles su lugar, que se puedan empoderar y, por lo menos, que sus hijas no tengan por qué pasar por el mismo fundido en

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En Cobán me enamoré

“La canción no es así, en realidad dice: En Cobán yo disfruté”, corregí a Ibon y Silvia mientras facturábamos en Barajas. Ya la habían cantado en las formaciones previas de SED y, días antes de volar a Guatemala, traté de aprenderme la letra escrita por Domingo Bethancourt.  Por aquel entonces, poco sabía yo de lo que me esperaba en las próximas semanas… Hoy, en el trayecto de vuelta a España, entiendo la confusión en la letra porque todos los que vamos a esa maravillosa tierra en Alta Verapaz, volvemos con el corazón lleno, más brillante y más limpio. Son muchos los motivos para que algo de la vida de este enclave se cuele en nuestras venas: Las Hermanas Convivir con las Hermanas Carmelitas de la Enseñanza Misioneras -Uti, Caty, Savina y Altagracia- ha sido lo más revelador de esta experiencia. Participar en el Campo de Trabajo de Cobán conlleva, no solo ser parte de la escuela Futuro Vivo, sino también compartir cada vivencia con ellas, en su casa: desde hacer la compra y cocinar, a orar y visitar a las vecinas del barrio de La Esperanza (por cierto, declarada zona roja por peligrosidad).    A pesar de la crudeza de las realidades del entono, con ellas cada día es alegría, entusiasmo y color. Viven de forma sencilla y exprimen cada recurso o alimento solidariamente, con dignidad y encanto. Recuerdo como en el día a día, lo primero que hacíamos al volver a la casa era abrir el grifo; si la

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