Horizontes al futuro, un regalo

Han pasado casi dos meses desde que volví de Comayagua, con una sonrisa en la cara y muchas lágrimas en los ojos. Horizontes al futuro es un regalo, y los niños que allí viven, todo un tesoro.


Treinta y dos niños, cada uno con su historia y su mochila. Están divididos en tres hogares: mayores, medianos y pequeños. Cada casa cuenta con sus camas, armarios, aseos y duchas, y una habitación para el educador. Los educadores siempre están las 24 horas del día pendientes de que no les falte de nada.

Las jornadas en el centro son de lo más entretenidas. Madrugar, desayunar fuerte y llevar a los pequeños y medianos a la escuela. Todos en grupo y calle abajo contentos. Llegar a la escuela, y que todos y cada uno de los niños de la escuela se acerquen a darte un abrazo y saludarte. Pura ilusión.
De vuelta al centro, algunos mayores reciben apoyo escolar en la sala de computación. Mientras que otros, se instruyen en labores como mecánica o costura.

A la hora de la comida, los chicos te relatan mil y una historias de lo más variopintas y divertidas, sobre sus aventuras antes de ingresar al centro o simplemente de lo que han vivido durante la mañana en la escuela. La dieta en Honduras tiene como plato estrella: el arroz y los frijoles. Y a partir de ahí se crean coloridos platos combinados con brócoli, remolacha, tortillas, patatas, aguacate, coliflor etc. Las baleadas y las tajadas son típicas de la gastronomía hondureña, y sin duda mis favoritas (más si son las del puesto al lado del centro médico San Benito….).

Las tardes están cargadas de actividades. Combinando tiempo de apoyo escolar, donde todos pueden realizar las tareas que les hayan mandado en la escuela; y tiempo de ocio y deportes, donde el fútbol es el deporte más aclamado. Tras las duchas, hay un poco de tiempo libre donde todos los jóvenes se juntan en la cancha y cada uno hace lo que más le apetezca. Unos juegan a juegos de correr, otros pintan y dibujan, y otros prefieren pasar su tiempo charlando o jugando a las cartas. Se cena, no sin antes bendecir en alto y todos juntos como en cada comida, ya que la cultura hondureña es muy religiosa.

Tras la última comida del día, los chicos tienen diferentes actividades dependiendo del día de la semana. Tiempo de computación, televisión, partido de futbol o bien hacen alguna actividad por hogares para fomentar la interacción entre los niños del mismo hogar. En nuestra experiencia de voluntariado, mis compañeros Aida y Alberto, y yo; realizamos diferentes actividades con ellos como un taller de pulseras, taller de atrapasueños, gymkana deportiva, noche musical y una taller de lectura y escritura. Los niños de Horizontes acogen con los brazos abiertos cualquier idea o actividad que se les proponga y siempre están emocionados de realizar cosas nuevas cada día.

Los fines de semana son mucho más libres, lo que les permite tener tiempo para hacer lo que a cada uno más le motiva, y tener ese tiempo de ocio y amistad que todo el mundo necesita. Algunos sábados suelen venir instructores de equipos federados de voleibol para dar clases a aquellos niños que estén interesados, y también se realizan salidas del centro organizadas a diferentes sitios: a la playa, a la base militar americana, excursiones a la montaña, a diferentes instituciones y centros de Comayagua etc… Los jóvenes del centro disfrutan de una amplia variedad de actividades y salidas donde pueden ver diferentes realidades y oportunidades más allá de las posibilidades.

Horizontes Al Futuro es un proyecto precioso donde los niños de Comayagua y otros lugares de Honduras encuentran refugio y protección. El equipo directivo (Nelson como director, Marco como psicólogo y Denis como subdirector) y los educadores (Francisco, Víctor, William, Henry, Eddy y Javier) hacen una gran labor y un trabajo excelente. Todos velan por el bien de los chicos que viven en este centro y centran toda su atención en un buen desarrollo de su formación académica y personal. Horizontes Al Futuro mejora las oportunidades para los jóvenes, fomenta la inclusión y fortalece las capacidades de las comunidades.

Estoy inmensamente agradecida por la inolvidable experiencia que he podido vivir en este centro. Horizontes ha llenado una parte de mi corazón que no sabía que se podía llenar.
Amor, cariño, energía, amistad, cercanía y gratitud. No tengo palabras. ¡¡Gracias por todo y hasta pronto!!

 

Isabel Cabezas Dueñas

CTM de Honduras

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