En la Escuela Marista de zona 6 (Ciudad de Guatemala), hemos tenido el privilegio de acompañar a generaciones de alumnos, desde los pequeños de Preparatoria, con tan solo 5 añitos, hasta los jóvenes de Bachillerato, con 18 años. Cada paso que han dado ha sido testigo del esfuerzo, el aprendizaje y, sobre todo, el crecimiento humano y académico de todos.
A través de nuestros talleres de animación a la lectura y apoyo en lectoescritura, hemos visto cómo sus mentes se abrían a nuevas ideas, cómo los libros les ofrecían ventanas a otros mundos y cómo las palabras se transformaban en herramientas para elaborar sus propis cuentos y al mismo tiempo, construir su propio futuro. En las ferias científicas, bajo la metodología de Aprendizaje y Servicio (ApS), los mayores de la escuela compartían sus conocimientos con los más pequeños, mostrando con experimentos físico-químicos la magia y la ciencia que nos rodea cada día. A partir de los talleres relacionados con las Tecnologías han podido ser conscientes de los peligros que hoy en día existen en Internet. Asimismo, han aprendido inglés mediante dinámicas lúdicas y juegos que han permitido integrarlo en su día a día.
Además, hemos acompañado a la Pastoral del colegio, compartiendo valores, unión y solidaridad. Junto a ellos hemos podido asistir a una convivencia con alumnos de distintos centros maristas de Guatemala. También, hemos brindado apoyo a las maestras con talleres de animación a la lectura, y a nuestros delegados con una exposición sobre liderazgo ya que sabemos que son ellos quienes guiarán el mañana. Finalmente, el último día, en la despedida con todos los niños de básico y bachillerato, organizamos una hora de juegos, concursos y zumba, donde queríamos dar importancia a algo imprescindible y es que los alumnos sean felices en la escuela y eso les permita aprender de una manera notable.
En cada uno de estos momentos hemos visto no solo aprendizaje, sino también un amor profundo por compartir, por enseñar y por ser comunidad. Cada uno de ustedes, desde los más pequeños hasta los más grandes, han dejado huella en esta gran familia marista. Sin olvidar a los maestros, la directora, los Hermanos y todo el personal del centro que siempre dan lo mejor de ellos.
Gracias por permitirnos ser parte de este viaje tan especial, os queremos y extrañamos mucho.
Sofía y Celia
CTM Guatemala