¡Buenos días Hermanitos!

“Buenos días Hermanitos”, así es como todos los días nos reciben cada uno de los 27 chavales (15 chicos y 12 chicas) de la ‘Casa Montagne’ en Comarapa.

Hace ya casi dos meses que el Hno. Alberto y un servidor, Jesús “Titi”, miembros del Colegio San Juan Bautista de Denia, nos embarcamos en esta  grata experiencia de realizar un voluntariado de cooperación educativa, formativa, deportiva y de pastoral. Hemos hecho muchas cosas, pero no se trata del hacer sino del por qué las hacemos, cuál es su sentido y a quién llega.

Amén de los primeros días y de que aún estamos gestionando lo administrativo, aquí y ahorita, como dicen ellos: “todo va con muchísima tranquilidad y paciencia”; desde que llegamos a tierras bolivianas y primeramente en el colegio de Santa de Cruz, ya nos pidieron ayuda y que dejáramos nuestra impronta, realizando para los alumnos más pequeños dos juegos de rayuelas.

Ahora ya en nuestro destino, Comarapa, nuestra función principal es el trabajo diario de ayuda en las materias de clases, educar en valores y organización y en las normativas de los chicos y chicas de la casa o como le llaman ellos: “El Internado”. Si uno quiere, nunca deja de crecer y nosotros sentimos cada día que crecemos con la labor que estamos realizando aquí. Nos sentimos muy afortunados de poder educar y aportar nuestro granito de arena para que consigan sacar lo mejor de ellos/as en el día a día y sobre todo de cara al futuro.

Un día normal de trabajo se distribuye de la siguiente manera:

A las 6.20h nos levantamos y ya hay designados alumnos encargados de realizar las labores de orden y limpieza matutina de la Casa así como de preparar el desayuno. Los demás se levantan sobre las 7.00, arreglan habitaciones, desayunan y a las 7.45h salen para el colegio.

Mientras que el alumnado está en clase, nosotros dedicamos la mañana a trabajar adecentando la Casa (arreglos, pinturas, decoración…), realizando formaciones para catequistas y profesorado, ayudando en la Pastoral del colegio, participando en reuniones del claustro y preparando otras actividades que nos encomienden, como por ejemplo, deportivas y entrenos.

Están en clase hasta las 12.20h que paran para comer, descansan hasta las 14.00h de la tarde y a partir de esa hora, nos ponemos a realizar las tareas, trabajos y estudio de las diferentes materias hasta las 16.00h.

Desde las 16.00h hasta las 18.00h y también por grupos de trabajo ya establecidos, vamos a los “talleres” de cocina/comedor, donde se realiza el servicio de atención a los demás alumnos del colegio que van a clases por la tarde, así como las labores que encomiendan las tres cocineras: Daysi, Neme y Lenny. Un lujo el poder compartir con ellas estos momentos diarios. En estas profesionales se ven los valores maristas de sencillez, modestia, humildad, servicio, cariño y educación que inculcan con sus actos a todos los chicos y chicas de la Casa Montagne.

Tras esa actividad, cenan a las 18.20h. Hay alumnos que tienen clases por la tarde, otros hacen alguna actividad deportiva de la que también estamos formando parte, entrenándolos a baloncesto y fútbol sala. Los restantes, a partir de las 19.00h y hasta las 21.30h siguen realizando las tareas y actividades que le hayan mandado desde el colegio.

Finalmente, entre las 21.30h y 22.30h todos nos vamos a descansar. Hay días en los que también, y coincidiendo con alguna fecha señalada particular o colectivamente, se preparan dinámicas, juegos divertidos, desfiles, celebramos cumpleaños, vamos al río a bañarnos, hacemos excursiones (a la Laguna Verde…), organizamos partidillos de fútbol sala y baloncesto o tenemos sesiones de cine.

Los chicos y chicas de la Casa Montagne pertenecen a familias muy humildes, trabajadoras, que se ubican en la montaña, en lo que se conocen como Comunidades Campesinas. Cada 15 días van a sus casas en las que ayudan en todas las labores agrícolas y ganaderas a sus familias. Son gentes que dan lo que tienen, muy agradecidos con la labor que hacemos y con continuos detalles para todos los que conformamos la Casa.

Desde el primer día que llegamos, vimos en estos jóvenes sus ganas de agradar, aprender, su cariño y aprecio hacia nosotros. La inocencia, desde los más pequeños a los más mayores (las edades van comprendidas entre los 10 y los 17 años), su timidez, sus caras de sorpresa y gratitud cada vez que se le obsequia con algo… por poca cosa que sea. Su vergüenza, su complicidad y confianza, entre ellos y con nosotros, su empatía, ganas de vivir, el brillo y alegría en sus ojos, su hospitalidad y su sentimiento de unión y familia, haciéndonos partícipes SIEMPRE de todo. Es una verdadera gozada el trato que nos dan, algo que nos ha motivado más si cabe para corresponder de la misma manera.

Vaya por delante también nuestro agradecimiento por tener la posibilidad de crecer con todos los chicos y chicas de la Casa Montagne, comunidades educativas de los colegios de Santa Cruz y Comarapa, Comunidades de Hermanos, tiempos de comunidad y oración compartida. Especialmente a los responsables de la Casa Montagne, Rosmery y Pancho, por la gran labor la que realizan, a la ONGD SED, Proyecto Bolivia y todos los estamentos (Centros/Dirección, administraciones y RR.HH.) que, desde España hasta aquí, han hecho posible que podamos disfrutar de esta experiencia.

Sin ningún tipo de duda, y como docentes Maristas que somos, creemos que algo así se debería realizar, en la medida de lo posible y en cualquiera de los proyectos Maristas que tenemos distribuidos por todo el mundo, al menos una vez en la vida.

¡Nos vemos dentro de 5 meses!

Abrazos, besos y saludos

 

Hno. Alberto José Lázaro y Jesús Pantojo “Titi”

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