Aprender, jugar y aprender a jugar
Hace unos días escuché a un alumno de octavo curso decirle a su hermano más pequeño, también alumno del colegio donde estoy realizando mi voluntariado, que a la escuela uno no viene a jugar. A la escuela uno viene para aprender. Desde mi punto de vista, ninguno de los dos se equivoca. A la escuela uno debe ir para aprender y para jugar. Y en el caso del Centro Educacional Marista Lucia Mayvorne los alumnos también vienen a aprender a jugar. Son muchas las cosas que aprendí durante los dos meses que ya han pasado desde que estoy aquí, pero una de las que más me impactó es que hay niños que no saben jugar, y por lo tanto, necesitan que se les enseñe. Nuestra escuela está ubicada en la comunidad del Monte Serrat, en la isla de Florianópolis, al sur de Brasil. Actualmente es un barrio con luz, agua, internet, transporte público y la mayoría de los recursos básicos. Sin embargo, para lograr todo eso, la comunidad ha tenido que luchar mucho, y ha tenido que sufrir mucho también. A día de hoy sigue habiendo una fuerte presencia del alcoholismo, de la violencia, del trabajo infantil, de la pobreza y del trafico de drogas.