«Respeto, sencillez y humildad»

Han vuelto a surgir muchas sensaciones tras la estancia en Santa Cruz, en Roboré y en las comunidades de San Pedro, Limoncito y Los Sotos.

La acogida de los Hermanos en Santa Cruz es siempre generosa; continuamente con mucha tarea en el cole, que nos demuestra la gran capacidad de trabajo y continuidad de una buena enseñanza. El Espíritu alegre que se vive en la casa queda grabado como ejemplo para nuestra vida diaria. Este año hemos coincidido unas horas con los voluntarios que irían a Comarapa; pudimos compartir desayuno con ellos; no recuerdo bien el tema del que se hablaba ahí, pero el Hermano Bonifacio comentó una frase de la que me acuerdo casi a diario: “menos analizar y más vivir”. Y es que a veces estamos tan inmersos en nuestras tareas, que no somos capaces de disfrutar de las cosas buenas que la vida nos va ofreciendo.

Haber podido comenzar en la comunidad de San Pedro ha sido un regalo; sus muestras de cariño, las charlas durante el desayuno y el almuerzo, sus preocupaciones igualmente, haber estado tan pendientes de nosotros en todo momento, su generosidad, las risas y las bromas de las Mamás, dejan huella.

En la comunidad de Limoncito, segunda semana de estancia, me he sentido como en casa, al haber estado el año previo allí con ellos. Parecía que no había pasado el tiempo cuando íbamos por la calle visitando las familias. Esa semana fue algo complicada emocionalmente; creo que el hecho de conocerlos mejor, hizo que me implicara un poco más, ser capaz de ver más y ser más consciente de sus necesidades, pero al mismo tiempo mayor disposición para poder trasladar esas necesidades a los comunarios intentando organizar una solución. Hemos vivido momentos muy bonitos, como ha sido poder compartir un ratito en la cena unas empanaditas y una sodita con dos familias; intercambiar opiniones y risas “mordiendo torta”…son imborrables.

La comunidad de Los Sotos la he vivido más en los momentos de talleres; su acogedor recibimiento, el cariño de las Mamás, los Papás y los niños, también paciencia, alegría y capacidad de enseñanza con costura y empanadas, quedan en nuestro corazón. Poder compartir estancia con el Hermano Vidal y el Hermano Jesús es difícil de describir por la cantidad de sentimientos que surgen en el corazón.

El espíritu de sacrificio con gran sencillez, organización, generosidad, superación, acogida, amabilidad, amor a los demás, hacen que sean un ejemplo en nuestro trabajo y en nuestra vida diaria.

La convivencia con los chicos de las Becas fue un fin de semana muy especial. Han participado y expresado sus sentimientos; han colaborado en las actividades; su comportamiento ha sido ejemplar.

Éste año han acudido también tres antiguos becados; ha sido una verdadera alegría que ellos les hayan podido transmitir a los chicos sus experiencias tras el fin de la etapa del colegio. También ha habido momentos en los que hemos podido hablar con ellos en grupos pequeños, sobre sus inquietudes, como por ejemplo, la posibilidad de continuar estudiando cuando terminen Promo.

La excursión con las Mamás a Aguas Calientes fue un día muy emotivo. Eres consciente del sacrificio realmente que hacen por poder pasar unas horas juntas, dado que deben dejar organizadas las tareas y la comida en casa. Compartir momentos de charla, juegos en el agua, hacen que seamos conscientes de lo maravilloso de estos pequeños momentos.

El grupo de compañeros con los que este año he compartido esta maravillosa experiencia ha sido ejemplar. Por parte de los coordinadores, María del Mar y Javi, su entusiasmo, capacidad de organización, dedicación por el trabajo bien hecho, paciencia y prudencia, han hecho que el campo de trabajo haya salido adelante. Luís Alberto es un referente para los comunarios y para nosotros por los años de campos de trabajo previos vividos; su cariño, entusiasmo y sinceridad en sus tareas, su generosidad, calan en el resto del grupo. María, Fátima, Lozano y Moreno nos han transmitido su alegría, buena disposición, espíritu de enfrentarnos a nuevos retos, sus risas, su compromiso cristiano y el ver la estancia en Bolivia como una manera de estar más cerca de Cristo.

La respuesta a la pregunta que nos hacían el grupo Marista de Badajoz que ya ha ido años anteriores de por qué repetir la estancia en Bolivia es “necesidad”; necesidad de respeto, paciencia, sencillez, humildad, prudencia; necesidad de compartir pequeños momentos que son tan grandes, que se hacen inolvidables. Los comunarios agradecen el trabajo y esfuerzo realizado por gente maravillosa hacia ellos, así como la estancia de los voluntarios que acuden cada año, pero les intentamos hacer ver que es mucho más lo que recibimos de ellos y todo lo que nos llevamos en nuestro corazón.

 

Rocío Cardesa, voluntaria de SED en Bolivia

Grupo Ad Gentes 2018

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