Manhiça es una ciudad con mucha vida, de pequeños y variados negocios, donde podemos encontrar los productos típicos de la tierra. Se ven por cientos «chapas» (furgonetas reconvertidas en autobuses, en las que siempre cabe un pasajero más), mujeres que transportan productos en la cabeza, niños y niñas que van y vienen de la escuela, camiones que pasan con caña de azúcar… Todo esto es lo que nos cruzamos en nuestro trayecto diario a la escuela.
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Compartimos comunidad con cuatro hermanos y dos aspirantes a maristas. Estamos viviendo como una familia. «Continuamos juntos».
Voluntarias SED en Mozambique