MUJERES DE COLORES

MUJERES DE COLORES es lo que ves cuando paseas por Alta Verapaz, Guatemala.

MUJERES DE COLORES vistosos con sus güipiles y sus cortes que se balancean mientras andan cargadas con sus niños, sus bananos y sus flores.

MUJERES DE COLORES que tejen, venden en la calle y cuidan de su familia entre cuatro paredes.

MUJERES DE COLORES que se enfrentan a una dura vida que esconden detrás de sus dientes dorados y una tímida sonrisa que se asoma cuando creen que no las miras.

MUJERES DE COLORES que asoman por la escuela ahora que ya hay adolescentes. Que lloran cuando piensan en el futuro que ellos quieren: casarlas con catorce años y un montón de hijos que atienden como pueden.

MUJERES DE COLORES relegadas a la cocina cuando alguien llega a casa.

MUJERES DE COLORES que se apagan y se funden en negro cuando son maltratadas, violadas o ignoradas.

MUJERES DE COLORES que brillan mucho más cuando se les da la oportunidad de volver a estudiar.

MUJERES DE COLORES que ríen sin parar cuando alguien les saca a bailar y les da las gracias por su buen cocinar.

MUJERES DE COLORES que han encontrado en la escuela un lugar donde hablar, donde poder gritar con el silencio de sus ojos, ya no puedo más.

MUJERES DE COLORES, de todos los colores, las hermanas CARMELITAS, que intentan darles su lugar, que se puedan empoderar y, por lo menos, que sus hijas no tengan por qué pasar por el mismo fundido en negro que sus mamás.

Difícil la experiencia con estas bellas MUJERES DE COLORES. Me llenan de ternura, de amor, de admiración y de rabia por no poder actuar y sus vidas poder transformar.

Solo me queda esperar, tener paciencia para ver que ese fundido en negro desaparezca y las MUJERES DE COLORES puedan por fin brillar con un FUTURO VIVO que no se parezca al de sus mamás.

Silvia Fondón
Voluntaria SED Guatemala

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