Hemos estado en Cochabamba y, además del recibimiento siempre cariñoso de los hermanos Horacio y Adolfo y de conocer a los hermanos brasileños que están trabajando en el proyecto del nuevo noviciado del cono sur, tuvimos dos encuentros enriquecedores. Con las chicas del internado que estudian en el ITP de Cochabamba y con un grupo de antiguas alumnas maristas acompañadas por Chevi. El denominador común el brillo en sus ojos cuando hablaban de sus sueños y la sonrisa afectiva al conversar con ellas sobre nuestras y sus experiencias.
Dios nos sigue regalando momentos entrañables en esta experiencia misionera.