Ayer viernes finalizó nuestra presencia física en Astillero. Desde el pasado 17 de julio hemos compartido nuestras vidas con la comunidad campesina ¡¡ que gran regalo!! Nos despedimos de esta comunidad a la que ya le tenemos hecho un huequito en nuestro corazón. Ha sido mucho más lo recibido que lo que humildemente hemos podido aportar.
Esta última semana ha coincidido con el inicio de las obras de la nueva escuelita, un proyecto de nuestra ONGD SED, que esperemos esté terminada para el inicio del nuevo curso escolar aquí en Bolivia (febrero). Una construcción que permitirá a los alumnos y profesores de la comunidad pasar curso en un lugar digno.
Hemos seguido conociendo a familias acogedoras, tanto en su casa como en su corazón. No paraban de preguntarnos si volveremos para el año que viene…. Dios proveerá.
La relación con los chicos se ha ido estrechando y nos han hecho disfrutar, viendo en cada uno de ellos el rostro de Jesús, «dejad que los niños se acerquen a mí».
Todo lo vivido, todo lo compartido irá brotando con el paso del tiempo, pero lo que es seguro es que la experiencia no nos dejará indiferentes. Ponerle rostro a la pobreza te cambia la vida y conocer ha estas familias que subsisten con tan poco te marca para siempre.
Pocas veces se puede recibir un regalo tan grande. Solo podemos decir GRACIAS.