Archivo16 agosto, 2023

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Los sueños del Iteck
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Un día en Chichicastenango

Los sueños del Iteck

Entre las funciones que traíamos de España teníamos el encargo de SED de entrevistar a los becados del instituto. Un total de 75 alumnos que reciben anualmente una ayuda económica para poder seguir sus estudios.

Ha sido una experiencia bien bonita que nos ha permitido no solo poder ponerles cara sino también conocerles de tú a tú:

Familias a más de 11 horas, futuros de sueños universitarios o de regentar negocios propios; pero en común muchas referencias a sus familias, a hacerles sentirse orgullosos de ellos. En general todos demuestran una lealtad familiar curiosa, su agradecimiento a la familia por permitirles estudiar les deja en el “debe” una gran carga.

Además, en la mayoría de casos, las vidas detrás de esas sonrisas de agradecimiento no son nada fáciles:

Un chico de 4º de Mecánica que vive en el internado nos contaba que su familia son sus abuelos porque su padre se fue a Estados Unidos cuando él nació, después se fue su madre, y han seguido aumentando allí la familia sin volver a visitarle. Tiene una cara bien dulce, como de dar confianza (es lo que pasa con la gente que se ríe con los ojos) pero está claro que esa sonrisa grande tiene carencias. Nos contó que sueña con montar su propio taller “y por qué no una cadena de talleres”.

Otro chico (16 años) al hablar de su familia se deshacía en agradecimiento hacía sus hermanos: el mayor de 26 y otros dos, uno por delante y otro después a él. No sabemos cuántas veces pudo decir la palabra “agradecido”. Sueña con dedicarse al Marketing, y como decía él “mi meta es montar mi propio negocio”. “Tengo que conseguirlo, han hecho mucho por mí mis hermanos, no es un sueño, los sueños se cumplen, las metas se trabajan, se madrugan y se sudan”, nos decía convencido.

Este chico sueña con ir a Japón y con viajar mucho; nos preguntó por España. “Si voy algún día nos vemos”, nos decía. “Ojalá nos fiches en tu súper empresa de marketing”, pensamos nosotras.

Las chicas, solo por el hecho de serlo, ya tienen mérito por seguir estudiando. Muchas tienen un papel de responsabilidad en casa y el papel cuidador que se presupone aquí a las mujeres en el entorno familiar; pero también quieren un futuro con negocios propios y estudios universitarios en muchos casos.

Los sueños del Iteck son variados, pero todos grandes. Sueños grandes que, en general, reconocen que solo podrán perseguir si trabajan a la vez que estudian o que dudan de si les dejarán intentar en casa.

VÍDEO CON TESTIMONIOS DE ALGUNOS BECADOS DE SED DEL ITECK

 

Ángela y Raquel | Voluntarias SED en Guatemala (ITECK)

 

Un día en Chichicastenango

Nuestros días comienzan tempranito, a eso de las 6am, para poder desayunar con las Hermanas y de ahí dedicamos un tiempo a organizar el día antes de ir al colegio a las 8am.

El colegio “La Anunciata” está justo en frente del internado y nuestra labor es apoyar en la clase de 1º primaria (en el caso de Marta) y en 2º primaria (Alejandra). Marta ayuda a la Seño Romelia, hace apoyo de lectoescritura con algunos alumnos y también juegos y dinámicas cuando se da la ocasión; y Alejandra, aunque trabaja con toda la clase, parte de la mañana la dedica a trabajar la lectoescritura con un niño que presenta dificultades.

¡Es increíble recibir tanto cariño en tan poco tiempo! Las pequeñas voces diciendo “Seño Alejandra” y “Seño Marta”, se quedarán grabadas en nuestra memoria.

Nuestras tardes las dedicamos a las niñas internas, 38 chicas de edades comprendidas entre 12-18 años, y una más pequeña de 8. Ellas son nuestra debilidad y ojalá tuviésemos más tiempo para poder compartir juntas.

De 14.30 a 17:00h hacemos apoyo escolar en todas las materias, especialmente en lengua, inglés y matemáticas. Y de 17.00 a 18:00h que es su hora libre de descanso, algún día les hacemos juegos de mesa, deportes, dinámicas, películas… Verlas tan felices y agradecidas con cada actividad que hacemos es algo que te llena el alma.

Para acabar el día, compartimos el momento de la cena con las hermanas y hablamos de cómo nos ha ido la jornada. Si nos da tiempo, algún día vamos a la oración de las niñas, que son una maravilla. Oírles dar gracias a Dios y cantar son dos momentos muy especiales para compartir con ellas.


Nuestras noches las pasamos hablando de cómo estamos y preparando actividades para el día siguiente. De ahí, nos vamos a dormir después de la intensa jornada. Parece pronto, pero solemos acabar agotadas.

Los fines de semana preparamos algún taller o alguna actividad para que disfruten de sus días libres, y ya que contamos con más tiempo hemos hecho taller de camisetas, torneo en el colegio, etc. Ellas son felices cada vez que proponemos algo y nosotras más de poder compartir esos ratos.

Guatemala nos está regalando su paisaje y sus colores, pero sobre todo, nos ha regalado la oportunidad de poder compartir esta experiencia junto con las Hermanas, las niñas del internado y los alumnos y profesores de “La Anunciata”. Todo un regalo de vida del que no nos podemos sentir más afortunadas y agradecidas.

Alejandra Sádaba y Marta García | Voluntarias SED en Guatemala

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