Archivojulio 2022

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¡Todo aquí, ilusiona!
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Calor y polvo rojo en la Perla de Oriente
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Tierra de esperanza, país de la hospitalidad
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Encuentro y escucha en Roboré
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Pero son felices… ¿O no?
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Primera etapa en Comarapa
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¿Qué queda al final?
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El gran juego… de la vida
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Cuadro de honor
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Volviendo a cruzar puentes después de la COVID-19

¡Todo aquí, ilusiona!

Es una pena que, con la vida que llevamos, muchas veces hayamos perdido la ilusión por las pequeñas cosas del día a día.

Tenemos tantas cosas que, en muchas ocasiones, no apreciamos los pequeños momentos que la vida nos proporciona.

Nuestros hijos, y nosotros mismos, nos hemos acostumbrado a tener casi de todo y es difícil sorprendernos.

La capacidad de ilusión de los niños de la comunidad de Samac, es infinita. Su vida está llena de pequeñas ilusiones que, a mí, me dejan con la boca abierta.

Poder comer dos veces al día es como para nosotros acudir a un bufet. No se dejan nada. No retiran lo verde o lo rojo como hacen nuestros niños en el comedor del colegio. Todo alimenta, todo está rico. Quién sabe si por la noche habrá cena.

Utilizar cubiertos es toda una novedad. En sus casas no tienen, comen con las manos. Obligarles a utilizarlos en la escuela fue todo un reto que, aún hoy, les cuesta. Pero les resulta muy divertido aunque, en ocasiones, si el hambre aprieta, vuelvan a las manos.

Que salga agua de un grifo es pura magia. Todavía recuerdo sus risas cuando lo vieron por primera vez en la escuela. Hoy todavía, pasan varias veces por el baño por el simple hecho de ver salir el agua. Y de la taza del wáter ni hablamos.

Un abrazo, una sonrisa, es algo que a diario reclaman grandes y pequeños. Incluso las maestras necesitan de esa atención especial de alguien que viene de fuera, simplemente, a estar para que sepan que existen para el resto del mundo.

Montar en un columpio es como ir a Disneylandia. No sabían ni utilizarlo pero ahora se pelean por conseguir un sitio. Hubo que enseñarles cómo se podían columpiar.

Un “carro” que les vaya a buscar a sus aldeas (las que tienen acceso) para que no tengan que bajar a la escuela caminando bajo la lluvia y pisando lodo, se convierte en un bonito viaje lleno de risas y canciones.

Leer en un libro con páginas de colores es increíble. Es como si acabaran de descubrir el rojo, el verde, todos los colores… Suelen tener libros fotocopiados y que les hayan llegado “libros de verdad”, es pura fantasía.

Ver una película con un proyector, ni os cuento. Se sorprenden ante cosas que no sabían que existían: semáforos, parques, piscinas, edificios enormes, playas… Los ojos se abren enormes para empaparse de todo y preguntar por todo ese mundo que se les muestra en la pantalla. Un mundo fantástico, mágico, increíble…

Poder trabajar con una “computadora” en la clase, ha sido una de las actividades más deseadas. De pronto se ven capaces de encender y buscar información en ese aparato que nunca antes habían visto. Su felicidad es infinita y su destreza increíble.

Pero lo más increíble que he visto, fue cuando les regalaron un lapicero y un sacapuntas. Sus caras te decían que no hacen falta muchas cosas para hacer feliz a un niño. Era como si les hubieran regalado el IPAD de última generación.

Quizás, en el primer mundo, estemos equivocados al ofrecerles a nuestros niños tantas cosas.

Quizás deberíamos “racionarlas” para mantener la ilusión y hacer que valoraran más las pequeñas cosas de la vida.

Quizás no sea demasiado tarde.

Por esto y mucho más, me encanta venir a Guatemala.

Vuelvo a sentir la ilusión por las cosas pequeñas que la vida te ofrece, como la sonrisa de un niño o su mirada tan limpia.

 

Silvia Fondón | Voluntaria de SED

 

Calor y polvo rojo en la Perla de Oriente

Acabamos de llegar a Roboré después de dos años sin poder venir. La pandemia nos ha impedido estar pero no hemos olvidado nuestro compromiso con esta tierra y sus gentes.

El Hno. Goyo, Rocío y yo visitamos las comunidades campesinas de San Pedro, Limones y Los Sotos. Por fin de nuevo aquí. Abrazos, besos y apretones de manos. No nos esperaban y sus caras reflejan la sorpresa.

Es lunes, comienzan los roles. Empanadas de queso, masako, locro, chicha… los comunarios abren sus casas ofreciendo lo mejor que tienen: su corazón. Y así vemos como acá los valores quedan invertidos, verdadera riqueza por todas partes. Cariño, afecto, sonrisas… puro amor construido sobre la confianza y el compartir de ya 14 años en los que 58 atrevidos han acompañado a las familias indígenas de estas comunidades chiquitanas.

Y es que la misión no es más que esa, caminar y compartir al estilo de Jesús para ablandar un corazón que, por la rutina y la monotonía del día a día, a veces se despista de lo verdaderamente esencial: DIOS ES AMOR.

Un amor que vemos en sus miradas curiosas, en los abrazos de los niños y niñas, en las preguntas por los que no han podido venir, porque ellos tampoco olvidan. Son muchas las vivencias compartidas y el día es largo, la charla tranquila y el compartir agradecido.

Y van pasando los días, con las familias, con los peques, a la escucha de todo lo que sucede a nuestro alrededor porque la fe y la esperanza nos dicen que este pueblo despierta y lo hace con fuerza.

Javier Trigo | Voluntario de SED

Tierra de esperanza, país de la hospitalidad

Tierra de esperanza, país de la hospitalidad. De esta manera tan preciosa da comienzo el himno nacional marfileño. Igualmente se iniciaba la homilía pronunciada por nuestro amigo Simeón, cura párroco de Sakassou y de los diferentes santuarios sitos en las aldeas y poblados circundantes.

El pasado jueves 14 de julio los voluntarios de Costa de Marfil fuimos a la zona de Sakassou para continuar con los proyectos que SED desarrolla en aquellas tierras. Entramos siguiendo la larga y continua fila de niños y jóvenes llevando agua desde el pozo a 1’5 kms del poblado. La tarde de esa misma fecha hicimos entrega de un triciclo motorizado con remolque a la comunidad del poblado de Alloko Djekro. Ambiente especialmente festivo, con el pertinente estricto procedimiento que ha de seguirse para reunirse con el jefe del poblado y sus autoridades.

Tras varias horas de reunión con la comunidad, con el cielo tomando tonos rosados oscuros y la silueta de los árboles selváticos dibujándose en el firmamento, volvimos a Sakassou con el objetivo cumplido. Alloko Djekkro, con la colaboración de SED, ya puede desplazar enfermos, participar del comercio de la capital y dar pasos hacia el desarrollo a velocidad de motocarro.

Los gallos son nuestro despertador. Amanece en Sakassou. Amanecemos con él. Tenemos mucho trabajo por delante y varios poblados que visitar. Simeón ya nos espera con el motor en marcha para ir a compartir la Eucaristía con la comunidad de Odiaye. Acompañada de cánticos «africanamente celestiales» vivimos la misa con gran intensidad. Tras esta, hicimos entrega de aceite, azúcar y varios sacos de arroz que recibieron con cánticos de agradecimiento.

Igualmente diseñamos juntos a los representantes de la comunidad, varios proyectos. A destacar la ampliación de la humilde capilla, que se queda extremadamente pequeña ante tan boyante comunidad católica.

Tras los saludos protocolarios animados por las risas, el bangui (vino de palma) y los reencuentros, nos adentramos más profundamente en la selva para visitar la pequeña comunidad de Attiakro. Haciendo la debida entrega de alimentos y celebrando, otra vez, la Eucaristía, incorporamos también a la lista de proyectos pendientes para SED en esta zona, la habilitación de un centro y la construcción de un espacio social polivalente (apatán) en el nuevo terreno que ha recibido la comunidad católica, debido al traslado del pueblo a otro lugar cercano.

Tras una breve parada en Sakassou para comer, retomamos la carretera para visitar el poblado de Kpetebonou. En él, está en marcha el proyecto de reforestación que SED persigue desde hace dos años. Con música tradicional de fondo fruto del ambiente festivo que impera en el pueblo, entregamos nuestros presentes y, entre fotos, abrazos y sonrisas, volvemos a Sakassou.

Un detalle importante. Si, efectivamente, hay un común denominador en todas aldeas que visitamos, no es este únicamente el agradecimiento, ciertas carencias materiales o la larga distancia que hay entre ellas. Este elemento compartido, la más grande fortuna de todas, es, sin duda, la presencia de los niños. Ellos son el futuro de los pueblos y la esperanza de los mayores. A ellos les debemos gran parte de nuestra felicidad y de nuestro saber. Porque ellos son aprendices y maestros, fuente de actividad y de paz. Son, indudablemente, la mayor riqueza de nuestra sociedad.

Y allí estaban, discretamente en cada reunión, en cada choza-capilla, en cada esquina y en cada fuente… Observando atentamente cómo podían construir futuro. En esta línea emotiva fue el encuentro con niños y niñas que se atienden desde el proyecto de malnutridos en Sakassou. Llegamos en el momento de reparto de leche y fideos para completar la dieta de los bebes. Un proyecto con trayectoria y que estudiamos como mejorar.

El domingo nos juntamos con la comunidad de Mandeké para celebrar la Eucaristía. Humilde comunidad y humilde capilla. Proyecto urgente: construir una nueva iglesia junto con un edificio multiusos. Y es que la urgencia del mismo viene por la situación actual del templo: techo construido con hojas de palmera enlazadas con lianas, paredes de arcilla y columnas hechas con troncos de árboles provenientes de la selva. Analizamos el terreno y diseñamos planos y presupuestos para dar comienzo, cuanto antes, a un nuevo proyecto de SED.

De vuelta a Bouaké atendemos las peticiones de la carpintería Scout «Geppeto». Es un proyecto que lleva más de veinticinco años en marcha, con formación continua para jóvenes quienes, aprendiendo este oficio, consolidan su futuro profesional en el sector de la madera.

Objetivo cumplido: hemos retomado el contacto con las comunidades de Sakassou y hemos relanzado los proyectos que SED tenía en marcha antes de la pandemia, pero también iniciamos nuevos proyectos que requieren de ilusión, trabajo, y mucha generosidad. En cada momento y atento a nuestro peregrinar por las comunidades, históricamente cercanas a SED, nos acompaño el Padre Simeón como representante de nuestros socios locales. Mil gracias padre. Su amistad nos honra.

Marcos Ibiza | Voluntario SED

Encuentro y escucha en Roboré

Ya hemos cumplido una semana en Roboré (Bolivia), en las comunidades campesinas de San Pedro, Limoncito y Los Sotos. Durante esta semana hemos contactado con muchas familias y con las autoridades. Ha sido un reencuentro inesperado para muchos de los amigos con los que allí contamos, pues no nos esperaban sabiendo de las dificultades y requisitos sanitarios necesitamos para poder viajar.

Ha sido una semana intensa de escucha, encuentro y comunicación, en la que hemos hablado de sus necesidades y de cómo han vivido los años de pandemia. En cada familia o comunidad lo han sobrellevado con diferentes circunstancias, algunas con sufrimiento e incertidumbre y otras con cierta normalidad.

Un aspecto que estamos dialogando es cómo seguir colaborando desde el grupo de voluntarios y desde SED con las necesidades de las comunidades campesinas. En los momentos de encuentro ya están apuntándonos algunas iniciativas que compartiremos con los hermanos maristas de Bolivia, con los técnicos y la dirección de SED y con el grupo de voluntariado. Los miembros del equipo que en estos momentos nos encontramos sobre el terreno (Rocío, Javier y yo) intentaremos formular  algún esquema para darle forma.

Estamos muy contentos y nos sentimos tremendamente satisfechos de la experiencia. Es duro caminar durante una jornada entera por los caminos polvorientos, de casa en casa, con el viento de cara y con el calor frecuentemente sofocante, pero el encuentro con nuestras familias en sus casas, compartir su comida hecha con el mayor cariño, su refresquito de limón o el cafelito, es algo que está lleno de significado y dulzura.

Los abrazos de los mayores y de los niños son muestras de cariño infinito, sincero y de la alegría del encuentro. Sentimos que Dios y nuestra Buena Madre nos han regalado esta oportunidad de compartir mucho más que el tiempo, pues en las conversaciones surgen sentimientos y situaciones que normalmente se comparten con alguien que te quiere y que desea saber del otro.

Sólo los voluntarios que han vivido esta experiencia pueden saber e imaginarse cuántas veces nos preguntan por cada uno de los voluntarios/as de años anteriores, por los detalles de cada uno como temas personales y familiares.

Nos queda una semana más para seguir disfrutando. Por otras vías os mandaremos una crónica más detallada con algunos detalles de las familiares y anécdotas vividas.

Saludos de los hermanos de la comunidad marista de Roboré, como siempre nos han ofrecido su casa y su afectuosa acogida.

 

Gregorio Bartolomé | Hno. Marista y voluntario de SED

Pero son felices… ¿O no?

Según la RAE la felicidad es:

  1. Estado de grata satisfacción espiritual y física
  2. Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz
  3. Ausencia de inconvenientes o tropiezos

Cuando yo regreso a España, después de mi tiempo en Guatemala, y enseño las fotos, me suelen decir: ¡Ah, pues parecen felices! ¡Claro, no echan de menos las cosas que no tienen!

Efectivamente, no echan de menos la PSP, la Nintendo, tres pares de zapatillas, los bocadillos de jamón, ir al cine, una bicicleta… Pero…

¿Creéis que un niño es feliz cuando no tiene comida en casa?

¿Creéis que un niño es feliz cuando tarda dos horas en llegar a la escuela caminando bajo la lluvia y el sol?

¿Creéis que un niño es feliz cuando sale de la escuela y, en lugar de jugar, trabaja recogiendo café o lavando trastos y ropa?

¿Creéis que un niño es feliz cuando lleva unos zapatos por donde entra el agua y el barro?

¿Creéis que un niño es feliz cuando el suelo de su casa es de puro barro, sus paredes de madera y comparte cama con cuatro personas más?

¿Creéis que un niño es feliz cuando no hay cuarto de baño en su casa, ni agua potable, ni luz?

¿Creéis que un niño es feliz cuando sus dientes se pican y no vuelven a salir y no pueden masticar y disfrutar de la comida?

¿Creéis que un niño es feliz cuando enferma y no recibe la atención médica adecuada?

¿Creéis que un niño es feliz cuando abusan de ellos hasta sus propios familiares?

Creo que la felicidad va unida a la dignidad y estos niños y niñas no tienen ni siquiera lo básico (casa, comida, atención médica y protección) para vivir dignamente.

No, no son felices, pero cualquier pequeño detalle que tenemos con ellos les hace vivir UN MOMENTO FELIZ: un lápiz, una sonrisa, una canción, un abrazo…

¿Tan difícil es que TODO SER HUMANO TENGA UN MÍNIMO DE DIGNIDAD?

Hablad a vuestros hijos, que no cierren los ojos ante realidades que conviven con ellos. Hagamos de ellos una herramienta que contribuya a hacer este mundo más digno.

Yo SUEÑO con un mundo mejor para todos, y, A VECES, los sueños SE CUMPLEN. ¡Quién sabe!

 

Silvia Fondón | Voluntaria SED

Primera etapa en Comarapa

Javier y yo cumplimos la primera etapa en El Alto de La Paz. Nos ha ido de lujo en el trabajo de acompañamiento del proyecto de Huertas Familiares. Excelente acogida y sentimientos a flor de piel. En este lugar, para los que conocemos más el oriente boliviano, es otro país.

En el momento en que escribo estas palabras estamos en Comarapa, en la comunidad marista. Hemos visitado el colegio, una escuela de estudios superiores en agropecuaria con granja y huerta agropecuaria que funciona como centro de prácticas. Hemos conocido también todas estas instalaciones y las comunidades campesinas donde desde hace más de 30 años ha estado colaborando el grupo misionero marista “Proyecto Bolivia”. Algo genial.

 

Temperatura agradable, aunque mucho viento por las tardes. La tierra es de producción agrícola en los grades valles que la forman. Estamos bien, muy entretenidos pues también intentamos formar y animar a los responsables del lugar para que se pongan las pilas en la formulación de proyectos de cooperación para presentarlos a SED.

Comarapa está al oeste de Santa Cruz de la Sierra, a 244 km, centro de nuestras operaciones. Pero a 7 horas de autobús. Mañana nos volvemos a Santa Cruz. Esperaremos a una compañera (médico) de España y nos iremos a Roboré, lugar de nuestro campo de trabajo misionero.

Estamos bien, algo cansados de viajes por caminos, con polvo, pero muy felices.

Deseo que María nos acompañe.

 

Gregorio Bartolomé | Hno Marista y voluntario de SED

¿Qué queda al final?

Hemos terminado. Se ha clausurado la “Colonie Champagnat 2022” con una bonita fiesta donde no faltó de nada: regalos, bailes, música a tope… Se proclamaron las puntuaciones de los distintos equipos y hubo felicitaciones para todos. Para el cierre de actividades se reservó el teatro.

Cada grupo, en días anteriores, preparó una representación. El propio “jefe” de grupo dirigió los ensayos. Hoy llegaron provistos de sus disfraces para recrear la historia. Fueron 10 historias diferentes pero coincidentes en la temática. Yo no salía de mi asombro. Viendo mi extrañeza, el coordinador de la “colinie” me dijo: Es realmente lo que viven en sus casas, en sus ambientes.

Os cuento. Todos los equipos eligieron casos de niños o niñas que no pudieron estudiar, no les fue posible aprovechar la formación de la escuela. El primer grupo nos representó la historia de una niña, muy lista, que todos los días pasaba delante de la clase cargada de frutas para vender en el mercado. Se detenía en la ventana escuchando a la profesora muy interesada en lo que explicaba. La profesora se interesó por su problema y decidió buscar a la familia para que escolarizara a la niña. Encontró a sus padres pero no lo consiguió.

El segundo equipo lo puso más trágico. El caso de una niña que disfrutaba en la escuela con sus compañeros y aprovechaba la educación del profesor. Un día su padre volvió a casa y preguntó a la madre dónde estaba la niña. Al saber que iba a la escuela, enfadado fue y a la fuerza, la saco de clase. La razón es que el padre decía que su sitio era el campo. Trabajar duro para sacar dinero para la familia.

Así fueron los distintos equipos pasando delante de los compañeros. El siguiente caso que nos presentaron fue el de un niño que se dormía en clase. El profesor no entendía el por qué. Los compañeros se reían del “dormilón” pero al final todo se aclaró. Al niño le encargaban todas las faenas de la casa, barrer, traer agua, limpiar y limpiar, cavar en el campo… estaba tan falto de todo y cayó enfermo. Al fin sus padres entendieron que debían cuidarlo más porque al fin y al cabo aún era un niño.

El resto de las 10 historias fueron en la misma dirección. El final de cada representación fue recordar al público que los niños y niñas tienen sus derechos y que todos los debemos respetar.

Y añadían la coletilla: las autoridades deben conseguir que esos derechos se cumplan y sino, llevar a prisión a quienes no los respeten. Dura conclusión pero habla claramente de lo convencidos que están estos niños de que los derechos de la infancia son importantes. Repitieron una y otra vez: Los derechos de los niños y niñas son deberes para todos y todas.

Después de la sesión de teatro nos felicitamos y felicitamos a los hermanos y profesores del colegio por haber sabido imbuir, en los niños y niñas, el valor de los derechos en la conformación de una sociedad mejor.

Terminó este campamento urbano en Bouaké. ¿Qué nos queda? La convicción de que con estos niños y niñas así formados, se refuerza la esperanza de un futuro feliz y próspero para las nuevas generaciones.

 

Javier Salazar | Director de SED

El gran juego… de la vida

Casi tocamos el final de la Colonia Champagnat 2022 y por fin llega el «Grand Jeux». Después de varias tardes trabajando para que esté todo listo, los niños, sonrientes y profundamente felices, han pasado una jornada memorable. El juego del lanzamiento de pelotas ambientado con el payaso nos recuerda cuán importante es la risa como antídoto para todo.

Hacer equilibrios pasando por la escalera y los obstáculos nos invita a ser conscientes de que, después de las dificultades, viene la victoria. Y, de entre otros muchos, subrayamos el juego de la telaraña, el cual nos insta a tejer hilos que nos conecten a las personas, hilos de fraternidad. Con el espíritu convicto de que todos somos uno, vamos teniendo la mirada puesta en la próxima parada: los poblados.

 

Marcos Ibiza | Voluntario de SED

Cuadro de honor

Y estábamos dentro. En la parroquia de Saint Marie de la Zonne, en Bouaké, es el día de cierre del año pastoral. Estamos llegando al final de la eucaristía después de cuatro horas de ceremonia. Eso sí, todo muy bien organizado, ambientando, casi como en el Vaticano: cuatro curas, tres corales, innumerables monaguillos, incienso… Una acción de gracias por el curso pasado, por la fe compartida expresada con cantos y danzas. Una celebración que fortalece la comunidad.

Allá estábamos los voluntarios de SED y la comunidad de hermanos Maristas y se nos nombró para salir a recoger un cuadro de honor. Lo hizo el Hno. Germain, Director del Colegio Champagnat de la ciudad. Un reconocimiento por la presencia de la comunidad de hermanos en la parroquia y su colaboración en la vida de esta comunidad de fe.

Ya durante las palabras del celebrante, éste recordó como hecho significativo en el año, el sondeo en busca de agua potable que gracias a los maristas y a SED se había realizado. Gracias a ello dijo, tienen ahora acceso a agua en la parroquia, y personas de todo el barrio y de toda la ciudad vienen a llenar sus bidones para poder abastecer a sus familias. Pero fue en el momento de entrega de menciones de honor a distintos colaboradores de la parroquia, cuando se destacó más expresamente lo que significa poder disponer de agua en defensa de la salud, la higiene y la vida cotidiana en el hogar. Hubo aplausos y gritos de asentimiento.

 

Al terminar en la Iglesia saludamos al clero y volvieron las muestras de reconocimiento a esta acción solidaria de SED. Con la cámara dispuesta nos acercamos al pozo, allí un cartel da testimonio de nuestra obra. El sistema “de l’eau potable” se compone del pozo de 70 metros de profundidad, un depósito en alto para asegurar la presión y varias tomas de agua una de ellas a disposición del de quien lo necesite.

En el entretanto llegaron mamás con sus niños a la espalda y los bidones en la mano, jóvenes con recipientes al hombro, niños y niñas con sus botellas… Es evidente que en la rutina diaria se guarda un tiempo para acudir a la parroquia de Sta Marie de la Zonne para abastecer de agua. Como miembros de SED, ser testigos en directo de la realidad  de este proyecto, nos alegra y refuerza nuestra voluntad de estar cerca de los vulnerables y desatendidos de nuestro mundo.

 

Javier Salazar | Director de la ONGD SED

Volviendo a cruzar puentes después de la COVID-19

Este año hemos venido de nuevo a Costa de Marfil. Llevamos ya 10 días de estancia tanto el hermano Pencho como una servidora (Dori). La idea de volver a relanzar los campos de trabajo de voluntariado, así como volver a tomar contacto con los hermanos y los socios locales del lugar, nos animó a decidirnos por hacer este viaje, en el que además estamos revisando los proyectos que tiene SED en el país.

Estos 10 días que llevamos residiendo en la comunidad de los hermanos Maristas de Bouake nos están abriendo el corazón a muchas realidades que hasta ahora eran desconocidas para nosotros. En nuestras visitas para conocer los diferentes proyectos, siempre acompañados por el frére Pokou, delegado de SED en la Côte d´Ivoire, hemos conocido las obras de nuestros socios locales. Realidades durísimas como las casas de acogida de la Asociación St. Camile para enfermos mentales, hombres y mujeres, donde acogen a las personas con problemas graves de salud mental que se encuentran en la calle, sin familia… personas que no quieren en los hospitales.

En su mayoría se encuentran en condiciones bastante extremas, comparables con las que encontrábamos hace 100 años en nuestro país. Hacinados en construcciones precarias, con falta de higiene, durmiendo en el suelo encima de una estera o paño de tela y con suerte algunos tienen un colchón malo donde poder acostarse.

Las personas que los ayudan y asisten tienen dificultades para poder darles de comer y para conseguir el tratamiento farmacológico que necesitan. Cuentan con muy poco personal sanitario proveniente de Cáritas, donaciones y colaboraciones de asociaciones y ONGs.

Además tienen acogidas algunas personas que han recogido en la calle, paralíticos, enfermos que de no ser por ellos morirán solos sin ayuda de nadie. Con cada caso se te rompe el corazón y piensas: cuánto nos quejamos nosotros y lo privilegiados que somos, solo porque hemos nacido en España.

La labor que realiza aquí en Bouake la asociación de St. Camile es encomiable. También cuentan con un hospital que SED apoya a través del proyecto conjunto “Garantizado el acceso universal a los servicios de maternidad en el hospital de la Asociación Saint Camille en Nembo, Bouaké”. Por otro lado, también nos han dicho que estarían encantados de recibir voluntarios/as sanitarios para trabajar con ellos. La hermana Elisa ha dejado claro que tienen “los brazos abiertos” para nosotros.

La comunidad de hermanos, como siempre, nos ha acogido muy bien. Su casa ha estado abierta para nosotros, lo cual agradecemos muchísimo. Otro día seguiré contando más cosas de las que estamos viviendo y experimentando pero queremos deciros que todo pequeño esfuerzo que hagamos por ayudar es un gran grano de arena para aportar aquí.

 

Adoración Muñoz | Voluntaria de SED

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