MA SA LA CH’OOL (Cómo está tu corazón)
Así comienzan todas mis mañanas en la escuelita. No hay mejor manera de comenzar cada día.
Mi corazón está muy bien. Latiendo a tope después de estos maravillosos días de aprendizaje continuo.
Sin parar de sorprenderme por algunas cosas que veo, escucho y vivo.
Ya va tocando despedirse porque, aunque me quedan todavía unos días para regresar, mi cabeza empieza a hacer balance. Como dice la hermana Caty, me he licenciado en TODOLOGÍA.
Mi primera misión ha sido la escuelita. He estado dando clase de refuerzo a los niños en comprensión lectora y expresión oral.
Como ya os he dicho, estos niños hablan q’ eqchi y el aprendizaje del castellano (castilla le llaman ellos) es fundamental para poder seguir sus estudios después de primaria y para poder acceder a cualquier trabajo fuera de sus aldeas.
Con el cierre de los colegios durante esta pandemia, los niños y niñas se han retrasado mucho pues en sus casas no hablan castellano. El retraso es enorme y es necesario ponerles al día.
Los colegios de niños de clase alta, han estado funcionando vía online. Los niños de Futuro Vivo Samac no han podido hacerlo.No tienen conexión y mucho menos dispositivos.
La brecha se va a hacer muy grande y estos niños, lo van ha tener todavía más difícil. Pero hay que seguir adelante, no se puede tirar la toalla.
La escuelita sigue creciendo. Además de las aulas,un gran comedor con una cocina bien equipada (se recuperaron casi todos los electrodomésticos después de la inundación. El horno se estropeó sin estrenar y la “refri” hace un ruido infernal pero funciona) y la clínica. Están acabando de levantar un salón para los talleres que se hacen con los padres: reuniones, charlas, alfabetización…
Solo queda ir poniéndolo bonito y, ahí, también me han dejado participar.
He estado pintando las paredes hasta donde me ha dado tiempo. No solo las he llenado de dibujos, también he “repintado” las que estaban más dañadas.
He convencido al equipo de profes para que me echaran una mano y ha sido muy divertido. Para poder hacerlo, los padres me han fabricado un bonito andamio de madera.
El año que viene seguiré dejando mis dibujos por las paredes que quedan.
Algunos niños llegan a la escuela por caminos sin acceso para los coches. Luvia, con 9 años, se levanta a las cinco y media de la mañana para llegar a tiempo a sus clases. Desayuna, se pone su bonito corte y se lanza a un camino lleno de lodo durante una hora y media para llegar puntual.

Los alumnos que viven en zonas con acceso, tienen más suerte. Las hermanas han organizado una ruta escolar con un picot que le donaron. Tuvieron que despedir al conductor (no viene al caso contar las razones) y me tocó ser el chófer de la ruta. Así que, antes de empezar mis clases, me dediqué a recorrer esos bonitos e intransitables caminos en busca de los peques. Fue divertido llevarles cantando durante todo el camino.
En algunos caminos, la sonrisa por fuera pero sudando la gota gorda. ¡Menudos caminitos me encontraba! Con las lluvias pasadas y las actuales, en algunas zonas el camino estaba bastante dañado. ¡Ríete tú del Dakar!
La formación del profesorado ha sido también parte de mi función. Aprovechando mi estancia, les he dado un taller formativo a los profes los viernes. En total han sido tres viernes en Cobán y el cuarto en el colegio de Futuro Vivo de la capital.
Las hermanas son muy creativas y sus colegios funcionan de maravilla. Son creativas y ocurrentes en sus clases y así quieren que sea también en Samac.
La formación de las profes de Samac es más floja. Son profesoras indígenas que han sufrido lo mismo que sus alumnos. Estar a su lado y compartir mi experiencia como maestra ha sido fantástico. Tienen ganas de aprender y hacer las cosas bien. Espero haber podido aportar un poquito de magia a sus clases. Ellas siempre me reciben muy bien.
Un año más, me llevo mucho más de lo que doy. Me voy con el corazón lleno de cariño y mucha calma por dentro. Animo a todas las personas que lean este blog, a que tengan una experiencia de voluntariado.
La mirada se transforma. El mundo se ve con otros ojos. El cambio es posible, pero se necesitan muchas manos para poder moverlo. ¿Te animas?
No pretendemos cambiar el mundo, solo hacerlo un poco más amable para todos, un poco más digno.
Gracias, un año más, a las hermanas Uti, Caty, Savina y Alta por lo que hacen, por lo que viven, por lo que aman. Gracias por dejarme formar parte de ello y hacerme sentir como una más.
Gracias, gracias, gracias, gracias……. eternamente.
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