TagGuatemala

1
“La beca de SED fue la respuesta de DIOS a mis súplicas”
2
Haciendo familia
3
Aprendiendo a emprender
4
Pero son felices… ¿O no?
5
Los sueños, a veces, se cumplen
6
MA SA LA CH’OOL
7
¿Derecho a la sanidad?
8
Los “no derechos” de la infancia
9
Mujeres trabajando por y para mujeres
10
Detrás de esa mirada…

“La beca de SED fue la respuesta de DIOS a mis súplicas”

Es un regalo de Dios poder compartir con los becados y becadas de SED y escuchar cómo valoran ellos la ayuda en estos años tan difíciles de pandemia que han atravesado.

Cuando le he preguntado a Hílary cómo valoraba la beca de SED, aseguraba:

“Ha sido una BENDICIÓN para la familia. Mi madre es profesora de un colegio público y al cerrarse durante la pandemia, la despidieron. Mi padre se puso a trabajar en una empresa y también le despidieron por cierre. Aceptaba cualquier tipo de trabajo con sueldos muy bajos. Para colmo mi padre enfermó de COVID y yo estaba muy asustada. Me sentía un poco acorralada, desanimada, pero todo tenía un por qué, y yo había puesto mi confianza en Dios en estos momentos tan difíciles. Entonces los Hermanos Maristas me comunicaron que me habían concedido la beca. Era la repuesta de Dios a mis oraciones”.

“Mi futuro pasa por emprender. La contabilidad me llama mucho la atención y yo quiero tener mi propia empresa en el campo de la ropa, en especial de mujer”.

 

No hay duda de que con tanta fuerza personal y con la ayuda de sus padres y de Dios, en quien tanto confía, saldrá adelante con sus sueños y su empresa. ¡Así lo deseamos!

 

Antonio Tejedor | Voluntario de SED en Guatemala

Haciendo familia

Para las hermanas es importante formar una gran familia donde todos sus miembros (padres, madres, alumnos, maestras, personal no docente…) se sientan queridos y arropados en los buenos y malos momentos.

Verlos trabajar unidos, compartiendo momentos duros como una gran familia, es impresionante.

En el colegio de Guatemala capital, es algo que se evidencia solo con poner un pie en la escuela. Se respira familia desde cada uno de sus rincones. Los profesores están muy implicados en su labor académica y de acompañamiento a niños y padres.

Se empieza la mañana dando los buenos días, uno por uno, a cada uno de los alumnos que entran en la escuela y todo lo demás fluye.

En la escuela de Samac comienzan a verse sus frutos. Está siendo más complicado porque los indígenas están menos acostumbrados a las muestras de cariño pero, poco a poco, se van abriendo.

Con los niños es muy fácil, ellos te reciben con un caluroso abrazo y te regalan miles a lo largo de la jornada.

Todo esto, se ha evidenciado en la fiesta del Carmen, patrona de Futuro Vivo.

Todos y cada uno de los miembros de esta gran familia ha colaborado en su preparación y la asistencia ha sido increíble.

Estaban deseando retomar la fiesta después de estos años tan duros de pandemia y el cariño hacia las hermanas ha sido impresionante.

Los profesores han preparado toda la decoración para la Eucaristía.

Los padres de familia han preparado la decoración de los andas con la Virgen, la “refracción” y el “torito” para el fin de fiesta.

Los niños han preparado las canciones, las lecturas, ofrendas…

El ambiente ha sido de fiesta y las hermanas han recibido todo el cariño del mundo que las ayuda a seguir adelante día a día a pesar de las dificultades que surgen por el camino.

Yo me siento parte de esta familia aunque sea como “hija adoptada” y me siento muy orgullosa de poder compartir cariño durante estos días.

Gracias, una vez más, Caty, Saviana, Alta y Uti por acogerme cada año y dejarme regresar a “mi casa” una vez más.

 

Silvia Fondón | Voluntaria de SED

Aprendiendo a emprender

Por fin pudimos llegar hasta nuestra querida Guatemala. Tras casi tres años de pandemia y COVID, volvemos a nuestra segunda casa aquí en Chichicastenango, donde las cosas al igual que en el resto del mundo se han ralentizado por culpa del coronavirus y todo lo que han supuesto las medidas de protección y cuidado de la salud para grandes y pequeños.

Ahora en el ITECK es época de exámenes y para algunos, los de 6º el final de curso y de ciclo, aunque la graduación será en octubre. Los alumnos y alumnas andan atareados con la preparación de los exámenes y se les ve con ganas de empezar la semana de evaluación.

El director del ITEC, el profesor Osman, nos propuso a los voluntarios de este año ofrecer a los chicos de último curso que ya se gradúan y terminan su paso por el Instituto, una charla sobre “Emprendimiento y futuro académico” en un momento de cambio de ciclo para ellos.

Tres de los voluntarios: Luis Ramos, Inmaculada Maillo y yo misma preparamos con mucha ilusión y en plan testimonio personal, algunas ideas y argumentos de lo que nos ha ayudado a nosotros a estar donde estamos, tanto profesionalmente como personalmente.

Intentamos trasmitirles, cómo las dificultades del camino se resuelven y diluyen contando con las fortalezas y dones que poseemos en nuestro interior y que a veces pasamos por alto. Con el acompañamiento de profesores y compañeros y con el esfuerzo y la perseverancia en un objetivo concreto y real.

Muchas de sus barreras son económicas y la mayoría, al igual que ocurre entre otros muchos jóvenes, son el miedo a la incertidumbre laboral y al futuro incierto tras la pandemia. Utilizamos las nuevas tecnologías para interactuar con ellos a la hora de analizar las cualidades, los miedos y las fortalezas que los jóvenes temen y ver cómo superar las barreras y dificultades.

Tras la charla algunos de ellos se interesaron por las oportunidades de becas de estudio en universidades para poder seguir formándose y superando obstáculos para alcanzar sus sueños.

 

Alicia Tejedor Bachiller | Voluntaria de SED

Pero son felices… ¿O no?

Según la RAE la felicidad es:

  1. Estado de grata satisfacción espiritual y física
  2. Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz
  3. Ausencia de inconvenientes o tropiezos

Cuando yo regreso a España, después de mi tiempo en Guatemala, y enseño las fotos, me suelen decir: ¡Ah, pues parecen felices! ¡Claro, no echan de menos las cosas que no tienen!

Efectivamente, no echan de menos la PSP, la Nintendo, tres pares de zapatillas, los bocadillos de jamón, ir al cine, una bicicleta… Pero…

¿Creéis que un niño es feliz cuando no tiene comida en casa?

¿Creéis que un niño es feliz cuando tarda dos horas en llegar a la escuela caminando bajo la lluvia y el sol?

¿Creéis que un niño es feliz cuando sale de la escuela y, en lugar de jugar, trabaja recogiendo café o lavando trastos y ropa?

¿Creéis que un niño es feliz cuando lleva unos zapatos por donde entra el agua y el barro?

¿Creéis que un niño es feliz cuando el suelo de su casa es de puro barro, sus paredes de madera y comparte cama con cuatro personas más?

¿Creéis que un niño es feliz cuando no hay cuarto de baño en su casa, ni agua potable, ni luz?

¿Creéis que un niño es feliz cuando sus dientes se pican y no vuelven a salir y no pueden masticar y disfrutar de la comida?

¿Creéis que un niño es feliz cuando enferma y no recibe la atención médica adecuada?

¿Creéis que un niño es feliz cuando abusan de ellos hasta sus propios familiares?

Creo que la felicidad va unida a la dignidad y estos niños y niñas no tienen ni siquiera lo básico (casa, comida, atención médica y protección) para vivir dignamente.

No, no son felices, pero cualquier pequeño detalle que tenemos con ellos les hace vivir UN MOMENTO FELIZ: un lápiz, una sonrisa, una canción, un abrazo…

¿Tan difícil es que TODO SER HUMANO TENGA UN MÍNIMO DE DIGNIDAD?

Hablad a vuestros hijos, que no cierren los ojos ante realidades que conviven con ellos. Hagamos de ellos una herramienta que contribuya a hacer este mundo más digno.

Yo SUEÑO con un mundo mejor para todos, y, A VECES, los sueños SE CUMPLEN. ¡Quién sabe!

 

Silvia Fondón | Voluntaria SED

Los sueños, a veces, se cumplen

De nuevo aterrizo en Guatemala para compartir vida con la que ya forma parte de mi familia, la familia de FUTURO VIVO.

Hoy regreso a la escuelita que vi nacer hace ya seis años. A la escuelita y la gente que me enamoró, amor a primera vista. Y cuál ha sido mi sorpresa que, después de varios años, hoy, me sorprendo llorando de pura emoción.

Hace unos años, decidí vivir la experiencia del voluntariado y, en ningún momento pensé que, seis años más tarde (solo falté el año del confinamiento) seguiría pasando mis veranos en estas tierras de Alta Verapaz.

La escuela ha ido creciendo. Comenzó en dos casitas de madera y recuerdo, como si fuera ayer, a la hermana Uti señalando un terrenito diciéndome: Allí construiremos una bonita escuela, una escuela digna para darles la posibilidad de un futuro mejor a estos niños y niñas.

Hoy, al llegar y ver a tantos niños recibiéndome con cariño y alegría, me he acordado de aquel momento y me he emocionado al pensar: estas cuatro hermanas son increíbles, han hecho realidad su sueño y el sueño de muchas familias.

Y lo mejor de todo, es que me han dejado compartirlo con ellas. Gracias Uti, Alta, Cati y Savina por SOÑAR.

 

Silvia Fondón | Voluntaria de SED

MA SA LA CH’OOL

MA SA LA CH’OOL (Cómo está tu corazón)

Así comienzan todas mis mañanas en la escuelita. No hay mejor manera de comenzar cada día.

Mi corazón está muy bien. Latiendo a tope después de estos maravillosos días de aprendizaje continuo.

Sin parar de sorprenderme por algunas cosas que veo, escucho y vivo.

Ya va tocando despedirse porque, aunque me quedan todavía unos días para regresar, mi cabeza empieza a hacer balance. Como dice la hermana Caty, me he licenciado en TODOLOGÍA.

Mi primera misión ha sido la escuelita. He estado dando clase de refuerzo a los niños en comprensión lectora y expresión oral.

Como ya os he dicho, estos niños hablan q’ eqchi y el aprendizaje del castellano (castilla le llaman ellos) es fundamental para poder seguir sus estudios después de primaria y para poder acceder a cualquier trabajo fuera de sus aldeas.

Con el cierre de los colegios durante esta pandemia, los niños y niñas se han retrasado mucho pues en sus casas no hablan castellano. El retraso es enorme y es necesario ponerles al día.

Los colegios de niños de clase alta, han estado funcionando vía online. Los niños de Futuro Vivo Samac no han podido hacerlo.No tienen conexión y mucho menos dispositivos.

La brecha se va a hacer muy grande y estos niños, lo van ha tener todavía más difícil. Pero hay que seguir adelante, no se puede tirar la toalla.

La escuelita sigue creciendo. Además de las aulas,un gran comedor con una cocina bien equipada (se recuperaron casi todos los electrodomésticos después de la inundación. El horno se estropeó sin estrenar y la “refri” hace un ruido infernal pero funciona) y la clínica. Están acabando de levantar un salón para los talleres que se hacen con los padres: reuniones, charlas, alfabetización…

Solo queda ir poniéndolo bonito y, ahí, también me han dejado participar.

He estado pintando las paredes hasta donde me ha dado tiempo. No solo las he llenado de dibujos, también he “repintado” las que estaban más dañadas.

He convencido al equipo de profes para que me echaran una mano y ha sido muy divertido. Para poder hacerlo, los padres me han fabricado un bonito andamio de madera.

El año que viene seguiré dejando mis dibujos por las paredes que quedan.

Algunos niños llegan a la escuela por caminos sin acceso para los coches. Luvia, con 9 años, se levanta a las cinco y media de la mañana para llegar a tiempo a sus clases. Desayuna, se pone su bonito corte y se lanza a un camino lleno de lodo durante una hora y media para llegar puntual.

Los alumnos que viven en zonas con acceso, tienen más suerte. Las hermanas han organizado una ruta escolar con un picot que le donaron. Tuvieron que despedir al conductor (no viene al caso contar las razones) y me tocó ser el chófer de la ruta. Así que, antes de empezar mis clases, me dediqué a recorrer esos bonitos e intransitables caminos en busca de los peques. Fue divertido llevarles cantando durante todo el camino.

En algunos caminos, la sonrisa por fuera pero sudando la gota gorda. ¡Menudos caminitos me encontraba! Con las lluvias pasadas y las actuales, en algunas zonas el camino estaba bastante dañado. ¡Ríete tú del Dakar!

 

La formación del profesorado ha sido también parte de mi función. Aprovechando mi estancia, les he dado un taller formativo a los profes los viernes. En total han sido tres viernes en Cobán  y el cuarto en el colegio de Futuro Vivo de la capital.

Las hermanas son muy creativas y sus colegios funcionan de maravilla. Son creativas y ocurrentes en sus clases y así quieren que sea también en Samac.

La formación de las profes de Samac es más floja. Son profesoras indígenas que han sufrido lo mismo que sus alumnos. Estar a su lado y compartir mi experiencia como maestra ha sido fantástico. Tienen ganas de aprender y hacer las cosas bien. Espero haber podido aportar un poquito de magia a sus clases. Ellas siempre me reciben muy bien.

Un año más, me llevo mucho más de lo que doy. Me voy con el corazón lleno de cariño y mucha calma por dentro. Animo a todas las personas que lean este blog, a que tengan una experiencia de voluntariado.

La mirada se transforma. El mundo se ve con otros ojos. El cambio es posible, pero se necesitan muchas manos para poder moverlo. ¿Te animas?

No pretendemos cambiar el mundo, solo hacerlo un poco más amable para todos, un poco más digno.

Gracias, un año más, a las hermanas Uti, Caty, Savina y Alta por lo que hacen, por lo que viven, por lo que aman. Gracias por dejarme formar parte de ello y hacerme sentir como una más.

Gracias, gracias, gracias, gracias……. eternamente.

 

¿Derecho a la sanidad?

El sistema sanitario en Guatemala es bastante deficitario. Falta de medios, medicinas, profesionales… Si nos vamos a las comunidades de indígenas nos encontramos con un verdadero problema.

 

Si no tienes un buen trabajo, el seguro te cubre muy poco. Incluso si vas al médico y, en ese momento, no tiene disponible la medicina que necesitas, te tienes que ir a la farmacia a comprarla sin ningún tipo de descuento.

En algunas comunidades de Alta Verapaz, en las montañas donde viven nuestros alumnos, existen pequeños consultorios donde te recibe un enfermero, nunca un médico, que establece el diagnóstico y la medicina que tiene que administrarte. Estas consultas no suelen estar siempre disponibles porque un solo enfermero se encarga de varias comunidades y, en ocasiones, se tiene que desplazar de una a otra. Si además tenemos en cuenta la falta de farmacias donde comprar el medicamento, todo se complica.

Los indígenas no suelen ir al médico. Muchos de ellos prefieren tirar de curanderos para solucionar sus problemas de salud. Cuando ya no tiene remedio acuden al médico y, en algunas ocasiones, se mueren por el camino. A algunas comunidades no se puede acceder nada más que a pie. Me cuentan, que cuando alguien enferma, le suben en una especie de camilla y las personas de su comunidad le bajan andando hasta el puesto médico más cercano.

Las mujeres embarazadas suelen dar a luz en sus casas. Esto no sería un problema en circunstancias normales donde, si surge un problema, puedes acudir al hospital más cercano. La falta de higiene y de control del embarazo originan complicaciones en el parto. Muchos niños mueren durante él y algunas mujeres también. Por eso, no inscriben ni  le ponen nombre al recién nacido hasta que han pasado 40 días.

Las hermanas, junto con la comunidad de hermanos maristas de la ciudad de Guatemala, han montado en la escuelita un pequeño consultorio para atender a las familias de la escuela y las de las comunidades cercanas.

Allí pasa consulta un pediatra, Don Ricardo, dos veces a la semana de forma gratuita. Un dentista va otros dos días y una enfermera se encarga de la consulta todos los días, de lunes a viernes. He tenido la oportunidad de hablar con el médico pediatra y me cuenta que el sistema sanitario guatemalteco es tan corrupto como el resto de las instituciones del país.

Se encuentra con falta de higiene, casas muy poco acomodadas con suelos de tierra que generan enfermedades respiratorias, diarreas continuas y una alimentación muy deficitaria que, con la pandemia, se ha empobrecido más.

Los dientes se pican debido a la falta de higiene y a la mala alimentación. A muchos de los niños, cuando se les caen, no les vuelven a salir. Antes de la pandemia, las hermanas tenían en la escuela un cepillo para cada niño. Ahora no lo pueden hacer y me comentan que, en muchas ocasiones, los que se cepillan los dientes en casa, lo hace toda la familia con el mismo cepillo.

El pediatra y el dentista intentan llevar a cabo una medicina preventiva porque creen que es la única manera de solucionar el problema de la falta de asistencia y medios médicos. Pero lo tienen difícil.

Me dice que el gobierno se olvida de la existencia de esta población bastante maltratada. Ni siquiera cuando acuden a los hospitales por su recomendación, existe un traductor que les ayude a entender lo que está pasando. Muchos se dan la vuelta y mueren en el camino.

La pandemia sigue su curso pero no se adoptan medidas drásticas para solucionar o mitigar el problema. La campaña de vacunación avanza y, en la escuela, se hace hincapié en la necesidad de que todos se pongan la vacuna. Mientras, nuestros alumnos en casa, haciendo que la brecha entre ricos y pobres sea más y más ancha.

Los “no derechos” de la infancia

Los derechos de la infancia son vulnerados en todas las partes del mundo. Posiblemente al doblar la esquina de tu casa, sin que te des cuenta.

Pero en los países poco desarrollados salta a la vista de cualquiera que los visite.

DERECHO A UNA VIVIENDA DIGNA

Las viviendas en esta zona de Alta Verapaz son de madera. No os imaginéis una bonita cabaña en la sierra.

Son tablones de madera entre los que entra la lluvia, el frío y el polvo.

Sus tejados son de láminas que se recalientan con el sol y dejan pasar el frío del invierno y el agua de la lluvia.

Para terminar esta construcción, el suelo es de tierra lo que implica una falta total de higiene y la transmisión de muchas enfermedades como la diarrea, enfermedades respiratorias….

Por supuesto, no tienen agua corriente y muy pocas de ellas luz eléctrica. Por esta razón, no pueden tener refrigeradores donde poder conservar la comida en buen estado.

Normalmente consta de una sola sala, dos a lo sumo, donde convive toda la familia e, incluso, algún animal. El baño no existe, suelen tener una letrina fuera de la casa.

DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Alta Verapaz es el departamento con más casos de desnutrición infantil. Con la pandemia se han agudizado los casos. Los padres se han quedado sin el poco trabajo que tenían y a los hogares han dejado de llegar los pequeños ingresos que de ellos obtenían.

El cierre de las escuela ha dejado a muchos niños sin el alimento que en ella recibían

Por esa razón, las hermanas se han empeñado, a pesar de las prohibiciones, en que los niños lleguen a la escuela a comer por lo menos dos veces en semana.

Además, han conseguido un proyecto que les abastece de alimentos para que las familias puedan alimentar a sus hijos. Una vez por semana, las madres acuden a unas charlas y, a cambio, reciben una bonita bolsa de comida que tanta falta les hace.

Se pesa y se mide a los niños y niñas una vez al mes y se hace un seguimiento de su evolución. En este momento, hay dos casos de desnutrición un poco más severa. A estos niños, se les da un desayuno diario en la escuela para asegurarse de que no se lo toma ningún otro miembro de la familia. También hay dos casos de sobrepeso por una mala alimentación.

DERECHO A JUGAR

Algo que me ha llamado la atención es que los niños, fuera de la escuela, dedican poco tiempo a jugar o nada.

La mayoría de ellos ayudan en pequeños trabajos en casa y, con el cierre de las escuelas, ha aumentado esta práctica. Los niños pasan más horas en casa y, si se puede ayudar en la economía familiar, bienvenido sea.

Además, este trabajo está bien diferenciado en función del género: las niñas ayudan en las tareas de casa. “Trapean”, van al molino a moler el maíz, lavan “cacharros” e incluso van cargadas con sus cestas llenas de ropa para lavarla.

Los niños no hacen quehaceres del hogar. Ellos acompañan a sus padres a “chapear” (limpiar el campo con el machete), a recoger café o cardamomo o a poner ladrillos en la obra.

No estoy hablando de niños y niñas mayores, estoy hablando de críos de 8, 9, 10 años.

Como veis, algunos niños y niñas no tienen la infancia que se merecen.

En algunos países, al gobierno les importan poco o nada los niños y las denuncias caen en saco roto.

Me quedan otros “NO DERECHOS” de los que hablar, pero será en otro capítulo.

Mujeres trabajando por y para mujeres

Una de las cosas que más me gustan del proyecto de Futuro Vivo, es que educan a la familia al completo. Entienden que para que haya un cambio, toda la familia tiene que estar dispuesta a hacerlo.

Uno de sus proyectos, el de alfabetización de las mujeres, es de los más interesantes. En la zona de Alta Verapaz, hay mucha población analfabeta y con poco acceso a la educación fuera de la primaria y esto se multiplica en el caso de las mujeres. Se casan a edades MUY tempranas y enseguida tienen hijos.

Las hermanas, con ayuda de SED, montaron este proyecto con el fin de facilitar a las mujeres la adquisición de herramientas básicas para poder moverse por la ciudad, ser un ejemplo para sus hijos y poder ayudarles en un futuro. Ellas acuden a sus clases a aprender a hablar en castellano, escribir, sumar y restar… Cursan sus grados y se examinan para poder obtener su titulación.

No se trata solo de alfabetización. Se trata de darles su sitio, su importancia, su “ratito”, de empoderarlas en un mundo de hombres donde ellas, “solo”, son madres y “esclavas” de toda la familia.

Durante este tiempo de pandemia, las cosas se han complicado. Tienen miedo a acudir a la escuela y, el tener los niños en casa y la carga familiar, no les facilita disponer de un ratito para ellas.

Estuve con las profesoras visitando a las madres en sus comunidades para intentar animarlas para que no dejasen  las clases.

 

Fue emocionante ver cómo este grupo de profesoras tan jóvenes, se “enfrentaron” a ellas y lograron convencerlas de que la escuela era un lugar seguro y ellas, las madres, se merecían un respiro entre tanto trabajo. Al día siguiente, las clases funcionaron con la “normalidad” que deja esta pandemia.

Me encanta ver a “mujeres trabajando por y para mujeres”.

Detrás de esa mirada…

 

 

Detrás de esa mirada hay mucho miedo. Miedo a lo desconocido, al no saber qué está ocurriendo, por qué los niños y niñas no van a la escuela.

Miedo porque falta información. Miedo porque el pasado y los recuerdos de sus mayores vuelven a resurgir.

Guatemala está en una situación muy complicada. La vacunación va muy lenta porque sus líderes, una vez más, no gestiona con cabeza. Además, hay que añadir que la gente tiene miedo a vacunarse. Muchos indígenas piensan que el Gobierno quiere acabar con ellos y les vacunan para esterilizarles. La falta de información es notable entre estas montañas.

En la ciudad la gente se contagia, no llevan mascarilla y la falta de higiene es brutal. No creo que nadie informe de la enfermedad. La gente seguirá trabajando aún infectada, al fin y al cabo hay que seguir comiendo y aquí, la mayoría, vive al día. Si no trabajas hoy, no comes.

Las escuelas llevan casi dos años cerradas. Los maestros tienen miedo al contagio aunque, seguramente, muchos de ellos anden por la calle sin ninguna medida higiénica. Los niños acuden a ellas para recoger la tarea pero nadie les explica, en casa no saben hacerlo y nadie les controla.

La brecha educacional se está haciendo ENORME. Han comenzado a vacunar a los maestros. Esperemos que tomen conciencia del daño que se está haciendo y se pongan a trabajar.

Y en medio de este caos, FUTURO VIVO vuelve a estar a la altura de su gente.

El Gobierno no lo permite de forma oficial pero, de “extranjis”, se han abierto escuelas y, con un protocolo impecable de desinfección, reciben a los niños de tres en tres para darles sus clases presenciales y el plato de comida que tanto necesitan.

Algunas familias tienen miedo de llevarles. Otras hacen el esfuerzo, probablemente, más por la comida que por la enseñanza. Da igual por lo que vengan. El caso es que pierdan lo menos posible.

Hoy se celebra la Virgen del Carmen, patrona de las Carmelitas.

Esperemos que ella les acompañe y cuide porque más personas como ellas hacen falta en el mundo. Su fuerza, constancia y duro trabajo con los más necesitados, es digno de admiración.

Detrás de esta mirada, en FUTURO VIVO, hay esperanza.

 

Feliz día del Carmen y… ¡hasta pronto!

Silvia

Copyright © 2014. Todos los derechos reservados. Desarrollo web: www.startidea.es