Archivo2019

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Memorias de África en Chibuluma, Zambia
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“Āmi tōmākē bhālabāsi”, un ‘te quiero’ en bengalí
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Os echo de menos
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Primeras sensaciones tras la vuelta
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Mujeres trabajando para mujeres
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Oyaore Uru
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Masala chol
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Entre montañas
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Nos despedimos con el corazón un poquito más ensanchado
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Estimulación temprana

Memorias de África en Chibuluma, Zambia

Con la llegada de la lluvia de otoño, mi memoria vuelve a África y a las experiencias vividas este verano en Chibuluma, Zambia.

Todas las mañanas caminábamos unos 40 minutos hasta la escuela primaria de Twaiuka. Dábamos clases de informática, matemáticas, tecnología, expresión artística y algunas dinámicas más movidas, que realizábamos en el exterior. Allí los grupos son enormes, de 50 a 80 alumnos y alumnas. La escuela no dispone de condiciones para soportar a tantos niños, pero hacen cuanto pueden con lo que tienen.

La Directora de la escuela, Miss Mulenga, es impresionante, así como sus maestros. Todos se esfuerzan en asistir cada jornada y dar lo mejor de sí mismos, frente a otras escuelas donde muchas veces los profesores faltan y los alumnos se quedan sin clase, pues es el mismo docente quien imparte todas las asignaturas para el mismo grupo.

Por las tardes, después de la comida donde nunca faltaba nshima, íbamos al Skills Center, contiguo a la escuela de secundaria de St. Marcelins. Allí dedicábamos nuestro tiempo a enseñar TIC a alumnos de los diversos talleres de carpintería, costura y restauración.

La noche llega temprano en estas latitudes. A las 18:30 impera la oscuridad. Los días en que la luz se cortaba, aprovechábamos para ir a dormir más temprano, porque normalmente no volvía hasta unas cuatro horas más tarde. Por ello, hubo más de una cena romántica a la luz de las velas.

Los fines de semana aprovechábamos para acercarnos a la ciudad de Kitwe, a una media hora de Kalulushi. Kitwe es una población grande, caótica, llena de personas vendiendo en las calles todo tipo de mercancías e invadida por coches, que le dan un aire salvaje, pues las señales escasean y los pasos de cebra se desconocen.

Y así, con la lluvia otoñal sobre el tejado, mi memoria vuelve a África y a las experiencias vividas este verano en Chibuluma (Zambia).

Grupo de voluntarios del CTM de Chibuluma, Zambia

“Āmi tōmākē bhālabāsi”, un ‘te quiero’ en bengalí

Soy Elena Garmón, voluntaria de SED en CTM India este verano 2019. আমি তোমাকে ভালবাসি, “Amí tomaké balobasí”. Así es como te dicen en Talit “te quiero”. Y lo sé porque desde que llegamos no paraban de repetirnos “te quiero mucho” en español. Así que, qué mínimo que lo aprendiera a decir en bengalí, su idioma.

Acogida, cariño, ganas, ilusión, hospitalidad, ayuda mutua, interés por conocer… todo eso y mucho más es lo que me he encontrado en esa pequeña parte de la India.

Llevaba mucho tiempo queriendo vivir una experiencia de Campo de Trabajo y, por fin, este verano he sentido que había llegado mi momento. La casualidad o la suerte me han llevado hasta Talit, una pequeña aldea de Bengala Occidental. Y allí, sin darme cuenta, me he enamorado. Enamorado de la vida que tienen, de las costumbres, de las personas, de las sonrisas y de la locura que es aquello. Enamorado de los cincuenta y pocos niños con los que hemos vivido, enamorado de los tres Hermanos Maristas que dedican su vida a convivir con ellos y enamorado de los tres aspirantes a Hermanos con los que hemos compartido nuestra experiencia y que, ahora, como valientes, se han ido a Filipinas a formarse para ser miembros esta congregación tan especial.

Acostumbrada a mi cultura del hacer, hacer y hacer, he descubierto lo importante del estar. Estar hablando, estar aprendiendo, estar enseñando, estar colaborando, estar compartiendo, estar acompañando, pero siempre ESTAR. Pararse en lo importante, en lo pequeño, en lo bonito, y dejar las prisas atrás en el momento en el que bajas del avión. Y qué bien se vive sin prisas, observando, dejándote interpelar por lo que ves, y sintiendo algo diferente todos y cada uno de los días que he pasado allí, porque ELLOS se encargan de hacértelo sentir.

Vivir un mes en la comunidad ha sido especial, muy especial. Una pequeña comunidad en la que no faltan las típicas situaciones que ocurren en todas las familias. Me he sentido en casa, ¡y qué casa! Solo puedo darle infinitas gracias a Dios por haberme llevado hasta allí y pedirle por todas y cada una de las personas con las que me he cruzado en Talit.

Allí me he encontrado verdad en cada uno de los niños con los que he compartido la convivencia. Verdad en su manera de disfrutar, verdad en sus “te quiero” y verdad en sus “anda, trae que te ayudo” (dicho en su idioma y que entiendes solo con mirarlos).

Echo de menos todo lo que se ha quedado allí. Los madrugones, las oraciones en comunidad, los caminos en bici, las tormentas casi diarias, el calor, la humedad, la comida picante, los viajes en toto, en furgoneta, en moto, en tren y en autobús. Las misas diarias, las canciones de los niños, los “buenos días”, las “buenas noches”, los charcos de barro, las vacas y cabras en mitad de la carretera, los constantes pitidos de los camiones y coches, andar descalza, los mangos, las papayas, el arroz… Pero sobre todo, echo de menos a las personas, a todas. Personas de las que he aprendido que me sobran millones de cosas, que tengo miles de comodidades y que, cuanto menos tienes, más estás dispuesto a dar. Y ojalá que haber vuelto a mi casa, con mis comodidades y mis lujos, no haga que me olvide de ello.

Hace poco leí que “si te hace feliz, aumenta la dosis”, y eso es lo que voy a tener que hacer, porque feliz me ha hecho, y mucho.

Elena Garmón, voluntaria SED en el CTM de Talit, India.

Os echo de menos

Y aquí estoy.

De vuelta a mi casa, a mis comodidades.

A un grifo del que sale agua que puedo beber, a la ausencia de bichos que pululen alrededor de la comida, a la ausencia de polvo en la calle, a una ducha de agua caliente y abundante, a una nevera repleta de fruta variada y alimentos de todo tipo, a un paseo tranquilo, un armario lleno de ropa, una lavadora que deja mi ropa fresca y limpia…tantas cosas que durante un mes y medio no he echado nada de menos.

Vuelvo a mi realidad y, sorprendentemente, echo de menos todo lo que dejé allí, en GUATEMALA.

Echo de menos los madrugones,  la incertidumbre de las novedades que el día me va a deparar, las jornadas de trabajo variadas, los bichos, el pan con hormigas, el encargado de la obra que de tan mal humor me ponía, las champurradas y hasta el arroz con pollo.

Pero lo que más echo de menos es a su gente.  Echo de menos sus abrazos, sus sonrisas, su cariño, su agradecimiento mal merecido porque lo único que he hecho es estar, acompañar, escuchar.

Sin duda me he traído mucho más que lo que he dejado. Esta experiencia me hace crecer por dentro todos los años.

Vengo renovada, cargada de energía positiva y ganas de seguir luchando por la dignidad de las personas aquí, allí ….donde me quieran escuchar.

Si existieran más personas como las hermanas Uti, Alta, Katy y Savina el mundo sería menos malo.

Su fuerza, energía y positivismo te empapa, te engancha.

Solo me queda darles las gracias y decirles que por su “ guerra mato y muero”

Seguiremos en contacto y, primero Dios, el verano que viene vuelvo.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS X 10000

SILVIA

CTM GUATEMALA

Primeras sensaciones tras la vuelta

 

Después de cinco semanas fuera de nuestro hogar, país y familia, ha llegado la hora que en un primer momento parecía tan lejano, pero que echando la vista atrás, ha transcurrido en un abrir y cerrar de ojos, volver a España.

Ahora es cuando nos sentimos “raros” dentro de nuestras propias casas, y la razón es que ahora un pedazo de nuestros corazones, ha decidido quedarse en la maravillosa Guatemala.

Han sido tantas experiencias y momentos compartidos, que resultaría complicado narrarlos uno a uno. Pero vamos a intentarlo, al igual que hemos hecho en la escuela Marista, abrirnos y haceros sentir esta experiencia tál y cómo la hemos vivido:

Por un lado la apertura y accesibilidad, que aunque no  fue desde un primer momento, tanto los alumnos de PrePrimaria, Primaria, Básico (ESO) y Bachillerato, han mostrado hacia nosotros. Multitud de situaciones personales y familiares que les abordan, acontecen y con las que deben lidiar diariamente. Aún así día a día nos han regalado una sonrisa, palabras, gestos o un presente como muestra de agradecimiento, y lo peor de todo es… que sólo nosotros podemos darles las gracias por el tiempo compartido. Son niños, adolescentes…  todos maravillosos que día a día te enseñan que el mayor regalo se encuentra en las cosas más pequeñas y cotidianas de la vida. Cómo con menos siempre es más, y cómo en la búsqueda de la verdadera felicidad no existe en muchas de las cosas de las cuales nosotros seríamos incapaces de desprendernos.

La Comunidad Educativa siempre preocupados e interesados, tanto en nuestro estado anímico, personal, profesional, y muy conscientes de las individualidades de cada uno de sus alumnos. Por otro lado el interés mostrado en que conociésemos su maravillosa cultura, país y facilitándonos el poder conocer lugares con un encanto especial.

Por otro lado, la increible labor que realizan los Hermanos, no sólo en el propio colegio sino en la zona 6. El carisma Marista presente en todo su explendor: sencillez, cercanía y espíritu de familia. Preocupados e involucrados en todos lo ámbitos del colegio, siguiendo la consigna de nuestro Padre Fundador, San Marcelino Champagnat:

“Un mismo corazón y un mismo espíritu”

Siendo participes en todo momento de la vida del colegio, y luchando diariamente en contra de las adversidades que van surgiendo en el día a día.

Gracias otra vez por la acogida tanto en el colegio, como a la Comunidad de Hermanos, compartiendo desde el tiempo de oración o paseos por Guatemala a muchas y muy divertidas sobremesas. Gracias por enseñarnos tanto vuestro buen hacer, como la obra misión y valores que tanto Hermanos como Laicos debemos compartir. Gracias por vuestras palabras, gestos y trabajo bien hecho.
Muchos Hermanos y voluntarios de SED ya nos avisaron que Guatemala nos encantaría, pero nadie nos advirtió de que nos enamoraríamos de ella y la echaríamos de menos tan pronto.

Gracias a TODAS las personas que han hecho posible llevar a cabo esta aventura y por supuesto a todos los que de una u otra forma, habéis formado parte de ella. Porque esto no es una despedida, es simplemente un hasta luego. Os llevamos en el corazón, y ¡Gracias por compartir!

Conchi y Raúl.

Mujeres trabajando para mujeres

MUJERES TRABAJANDO PARA MUJERES

-Oye seño,- me pregunta una de las madres de la escuela- ¿Cuántos años tiene usted?

Yo cincuenta y tres- le respondo con naturalidad.

¡Ah, entonces usted se va a morir ya pronto!- responde ella con la misma naturalidad.

¿Yo?  ¿Por qué quiere que me muera ya?. Me quedan todavía muchas cosas que hacer. No pienso morirme por lo menos hasta los ochenta años- digo yo sorprendida.

Ella me dice que no quiere vivir tantos años. ¿Para qué si ya tendrá sus hijos criados?

Durante estos días he comprendido después de muchas charlas con ellas el porqué de esas ganas de morirse tan pronto.

Sus padres conciertan su matrimonio bien jovencitas, la mayoría de las veces con un hombre al que no conocen.

Se casan y se van a vivir a casa de sus suegros donde la suegra le enseña “como cuidar de su marido”

Si su marido trabaja, el jornal se lo tiene que dar al suegro que es el que administra los gastos de la casa.

Cuando la suegra decide que ya está preparada para atender bien a su marido, pueden pensar en independizarse. Entonces empiezan a ahorrar (si tienen jornal) para hacerse su casa. Si su marido no trabaja, tendrá que seguir bajo el mando de sus suegros

Mientras, se llenan de hijos que tienen que criar ellas solas, con poca ayuda de los padres. En muchas ocasiones son engañadas por sus maridos y violadas, ellas no deciden cuándo  ni cómo.

Desconocen tantas cosas que te quedas sorprendida cuando hablas con ellas.

En definitiva, todos menos ellas deciden qué hacer con sus vidas.

¿Qué harías tú en su lugar? ¿Quisieras morir pronto?

Trabajar para y por ellas es uno de los objetivos de FUTURO VIVO

Por ellas y para ellas va este video.

Silvia Fondón

CTM Samac

 

Oyaore Uru

La vida sigue en este maravilloso rincón del mundo llamado Orore.
Nuestra labor aquí es diferente a la del grupo de voluntarios que estuvo el mes pasado, ya que el cole ha terminado y los peques están de vacaciones!
Por ello, decidimos crear un “Summer Camp”   para los más pequeños de la zona, con gran variedad de actividades, con el fin de amenizar un poquito más su día a día y sacarles de su rutina. Del mismo modo, intentamos  dar rienda suelta a su creatividad por medio de diferentes técnicas y materiales de manera totalmente manipulativa e intuitiva.  ¡Se lo están pasando en grande! Y nosotros más.
Otra parte importante de nuestro campo de  trabajo son los talleres digitales con adultos y estudiantes de secundaria,a través de los cuales, tienen la oportunidad de desarrollar la competencia digital por medio del uso de diferentes aplicaciones y dispositivos.
Simultáneamente contamos con un grupo de mujeres con las que hacemos taller de costura y bisutería, encuentros maravillosos donde comparten, ríen y se relajan. Además, hemos creado un grupo con la finalidad de transmitir nociones básicas de negocio.
Este fin de semana comenzaremos con un torneo deportivo…
¡¡Qué gane el mejor!!
Seguiremos informando.
Iratxe, Jaime y Rut

Masala chol

“MASALA CHOL”

No sé si se escribe exactamente así pero es como te reciben los niños al llegar a la escuela por la mañana: Cómo está tu corazón.

Nuestros corazones están un poco revueltos.

Llegó la hora de la despedida y todos nosotros hemos dejado un pedacito de corazón en cada una de las personas con las que hemos compartido esta bonita experiencia:los niños, las madres, las seños, las hermanas….

Todos ellos han compartido con nosotros sus vidas y nos han dejado entrar en ellas con cariño.

Gracias a las madres por su valentía, por luchar por un mundo mejor para sus hijos e hijas. Por no rendirse a pesar de las dificultades que le impone su cultura, su aislamiento, su desconfianza y timidez.

Gracias a los padres por ceder un poquito y dejar que sus mujeres abran los ojos a un mundo exterior que desconocían y que tantas cosas buenas para ellas y sus familias les está aportando

Gracias a las seños por escucharnos, por dejarnos compartir su día a día y darnos la oportunidad de aprender los unos de los otros.

Gracias  a los niños y niñas de FUTURO VIVO, por sus abrazos y sus sonrisas, por su inocencia y sus ganas de aprender. Nos han dado energía y fuerza para seguir luchando por sus sueños.

Y por supuesto, gracias a las hermanas Uti, Alta, Savina y Katy que nos han abierto las puertas de su casa y nos hacen sentir que pertenecemos a esa gran familia.  Gracias por la fuerza que trasmiten en todo lo que hacen. Gracias por no rendirse a pesar de todas las dificultades que presenta el día a día. Gracias por dedicar su vida por entero a los más necesitados.

En definitiva, gracias por hacernos creer que los sueños se pueden hacer realidad, que es posible un mundo mejor. Solo hacen falta muchas manos con la capacidad de esfuerzo y sacrificio que ellas tienen.

Por todo ello. nuestro corazón está bien.Sabemos que volveremos.

Por eso, en lugar de adiós solo decimos: HASTA PRONTO

Sofía, Ignacio y Silvia

CTM Samac-Guatemala

Entre montañas

Pasear por las montañas de Alta Verapaz en Guatemala es un placer para todos los sentidos.

Los paisajes son espectaculares, sus olores, el silencio….todo esconde la vida de estas personas con las que estamos conviviendo.

Estas semanas he tenido la suerte de acompañar a Jairo, el técnico del programa de huertos sostenibles que llevan a cabo las hermanas de Futuro Vivo con la ayuda de SED, en sus visitas a los huertos de las diferentes comunidades.

El programa consiste en la creación de huertos familiares atendidos por mujeres para el abastecimiento personal e incluso la venta de los productos obtenidos.

Se trata de una agricultura orgánica.

El técnico, Jairo, visita los huertos para ver cómo los tienen dispuestos las mujeres y así aconsejarles sobre la mejor manera de obtener productos de calidad.

Me ha sorprendido gratamente el trato de Jairo hacia las mujeres. Con mucha paciencia les ha explicado cómo lavar la tierra y prepararla en pequeños tablones para que la lluvia no se lleve las semillas plantadas. Una a una ha ido escuchando sus dudas y resolviendo de forma eficaz.

Una vez preparado el terreno, Jairo les dará abono orgánico que las mujeres tendrán que aplicar diez días antes de la siembra. Una vez aplicado el abono, Jairo les dará semillas y pequeños brotes que él previamente ha plantado en el invernadero de la escuela.

A su vez, las mujeres reciben charlas donde se les enseña cómo fabricar su propio abono orgánico ( cáscara de cardamomo, poso de café y ceniza) e insecticida (cebolla y ajo).

El mayor problema, la falta de agua. No llueve como debería estar haciéndolo en esta época del año. El poco agua que cae lo recogen en improvisados pozos hechos con grandes bolsas de plástico que mantienen cubiertas para evitar que se evapora

La hermana Uti les ha conseguido un puesto en el mercado para vender sus productos sin pagar nada siempre y cuando sean productos totalmente orgánicos y de buen aspecto.

Una vez más, la sorpresa para mí fueron estas mujeres. Con paso rápido, en chanclas y el bebé a la espada, recorrimos unos caminos en ocasiones inventados, llenos de maleza, con lodo, arriba, abajo…con un paso firme apenas alcanzable y eso que nuestro calzado era bastante más adecuado (eso pensaba yo) pues llevábamos botas de montaña.

Los huertos no se encuentran cerca de sus casas. Para llegar a algunos hemos tenido que caminar más de tres cuartos de hora y, como os he dicho antes, por caminos nada fáciles.

Algunos maridos les echan una mano pero en la mayoría de los casos son ellas las que se encargan de sacarlo adelante.

Entre milpa y milpa, subida y bajada, he tenido la suerte de escuchar con atención sus confidencias, sus inquietudes, sus preocupaciones…pero eso será para otro capítulo.

 

Saludos desde Samac Silvia

Nos despedimos con el corazón un poquito más ensanchado

El pasado lunes 5 de agosto, las niñas internas de la Anunciata junto con las Hermanas Dominicas nos hicieron una despedida de lo más emotiva. Primero tuvimos una cena todas juntas, a la que asistieron también los Hermanos Maristas por invitación de las Hermanas. Después, por grupos, las niñas habían preparado diferentes danzas típicas de sus zonas, cada una vestida con su traje típico, utilizaron pétalos de flores, velas, confetti, etc. Fue precioso a todos los sentidos, pues al terminar las danzas dos niñas nos dedicaron unas palabras expresando por parte de todas su agradecimiento por lo que les habíamos enseñado y compartido durante el mes que hemos estado allí.

Nosotras también teníamos una sorpresa preparada para ellas, dos piñatas que causaron sensación y que fueron motivo de muchas risas e incluso arañazos (¡lo que les gustan las gominolas!).
Tanto Noelia como yo nos llevamos una hermosa experiencia de lo vivido en Chichicastengo y por mucho que contemos lo cariñosos que son los niños guatemaltecos no se sabe bien hasta que no recibes un abrazo de ellos.
En alguna ocasión nos preguntábamos si estaría siendo suficiente lo que hacíamos con ellas, pero el día de la fiesta nos dimos cuenta de que lo más importante no era el propio hacer, sino el ser, estar, hablar y compartir. Esto es lo que nos ensancha el corazón y la mente, y bien agradecidas estamos por haber podido vivir esto en primera persona.

Aurora y Noelia, Voluntarias de SED

Estimulación temprana

Está demostrado que la estimulación que reciben los niños en sus primeros seis años de vida son fundamentales para su posterior desarrollo físico, psicológico y afectivo.

Los niños y niñas de Cobán y Samac no suelen escolarizarse hasta los tres años y algunos de ellos hasta los siete.

En sus casas no reciben ningún tipo de estimulación por desconocimiento de sus madres (son las que suelen ocuparse de ellos), falta de tiempo y condiciones de sus casas.

Los niños de esta zona comienzan su socialización al escolarizarse. Por norma general no juegan con otros niños que no sean de su ambiente familiar y les cuesta mucho establecer relaciones nuevas. Se muestran tímidos y desconfiados en relaciones nuevas al igual que sus madres.

Sus casas suelen ser de suelo de tierra lo que no facilita sus desplazamientos con cierta seguridad de higiene. Esto dificulta su desarrollo motor grueso. Los niños pasan la mayor parte de sus primeros años en brazos de sus madres o a sus espaldas.

Las madres se tienen que ocupar de la comida, limpieza del hogar, acompañamiento al colegio e incluso de la venta de algunos productos por las calles y en algún mercado. La limpieza de cacharros y ropa les lleva mucho tiempo porque no disponen de agua en las casas y, por supuesto, de lavadora. Por eso dicen que no tienen tiempo de “jugar” con sus hijos.

Todas estas razones han llevado a las hermanas a pensar que una pequeña información sobre el desarrollo, higiene y cuidado de los niños y su propia persona, puede ayudar a estas familias.

Las casas de estimulación temprana se encuentran en Cobán y la aldea de Samac.

Reciben formación teórica y práctica cada quince días- Una psicóloga y una enfermera son las encargadas de hacerlo.

Les dan charlas sobre nutrición, higiene, cuidado del bebé, cuidado de las madres… todo acompañado con ejercicios prácticos.

La psicóloga me cuenta que ha visto cierta evolución en los niños y en las madres. Ya no se muestran tan tímidos en la ejecución de los ejercicios, algunas madres han puesto en práctica todo lo aprendido, asisten más aseados a las clases…

Poco a poco concienciando a las madres sobre el cuidado de su familia y de ellas mismas.

Otro acierto de las hermanas apoyadas por SED.

Desde Cobán. Besitos a todos.

Silvia Fondón

CTM Guatemala

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